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Objetivo de Génova: acabar con 'el muro' entre Rajoy y los españoles

Se imponen los paseos y las reuniones con colectivos clave para acabar con la idea del "plasma" de Rajoy. Este sábado tocó caminata en Tenerife.

Se imponen los paseos y las reuniones con colectivos clave para acabar con la idea del "plasma" de Rajoy. Este sábado tocó caminata en Tenerife.
Rajoy durante un recorrido por las calles de Tenerife | Tarek/PP

Los estrategas del PP pretenden que esta campaña sea recordada, entre otras cosas, como aquella en la que quedó derribado el muro entre Mariano Rajoy y los ciudadanos. Aunque el presidente no se ha cansado de repetir que tiene olfato y sabe perfectamente lo que pasa "en la calle", su equipo admite que hasta la fecha ha estado demasiado protegido, siempre en la Moncloa. Prácticamente, sus únicas salidas eran por vacaciones, la mayoría de ellas a Galicia -de nuevo, un entorno muy controlado, en el que sólo despachaba con los suyos-.

Con las encuestas dibujando un escenario muy volátil, en el que desaparecen las mayorías absolutas, en Génova han optado por diseñar una campaña inédita, con la que palpar directamente el sentir de los españoles pese a los riesgos que esto supone. La prueba de fuego se vivió hace unos días en Benidorm, en plena tormenta interna por el caso de Rodrigo Rato. Durante casi una hora, Rajoy pisó la calle por primera vez en esta legislatura. Sonriendo en todo momento, con su equipo conteniendo la respiración.

Del "rezo por usted" al "vete con Rato", tituló este periódico. La seguridad fue máxima, se evitó confirmar el trayecto hasta el último momento para evitar concentraciones "peligrosas", pero finalmente Rajoy se dio el paseo. Y hubo más aplausos que abucheos, aunque el presidente escuchó perfectamente más de un insulto. "La mayoría silenciosa", dijo entonces su equipo, como ahora reitera ante los resultados electorales cosechados por David Cameron, que se ha conseguido una inesperada mayoría absoluta en Reino Unido.

El giro en la estrategia es evidente. Con otro escándalo -el de Alfonso Rus- en todas las portadas, Rajoy volvió a salir a la calle en Valencia para después comer junto a Alberto Fabra y Rita Barberá en la playa de la Malvarrosa. De nuevo, y pese al difícil contexto interno, ganaron los aplausos y la mayoría de viandantes lo que quería era una foto con el presidente. Este sábado, la caminata era junto a Carlos Floriano y Javier Arenas –que gana presencia- en La Laguna, Tenerife, a donde hacía tiempo que no acudía.

Rajoy pretende mostrar su faceta más cercana y explicar, cara a cara, que había que acometer ajustes para salir de la crisis. "¿Quién iba a decir en 2012 que hoy estaríamos así?", proclama, sacando pecho de los últimos datos de empleo y de la Seguridad Social relativos al mes de abril. Pero, en los paseos, a lo que más juega es a los sentimientos. "Yo soy de Ferrol", le comentó recientemente en una señora. "Pues el marido de mi hermana es de allí", le contestó Rajoy.

Los mítines al uso ya son historia, aunque el PP mantiene la plaza de toros de Valencia y el palacio de deportes de Madrid en su agenda para demostrar que todavía tiene poder de convocatoria. Músculo político, como se suele leer en las crónicas periodísticas. Pero, en el día a día de campaña, se imponen los pequeños actos, en los que toman la palabra representantes de la sociedad civil. Aunque, evidentemente, con mensajes muy controlados y siempre positivos. Ocurrió, por ejemplo, en Salamanca, donde jóvenes empresarios agradecieron al presidente que hoy haya más oportunidades de empleo.

Antes había un mitin y ya; ahora, la agenda de Rajoy incluye visitas a empresas, reuniones con colectivos clave de la ciudad que visita. En Málaga, antes de dar por iniciada la campaña, se fue a un vivero a la localidad próxima de Alhaurín de la Torre y se puso delantal y guantes. La foto, al día siguiente, apareció en todos los periódicos. Y, de nuevo, al presidente le recibieron de forma mayoritaria con cariño.

Es la nueva forma de hacer política, que se irá constatando de aquí al 24 de mayo y que también incluirá una mayor presencia de Rajoy en los medios. No llegará tan lejos como Esperanza Aguirre, pero intentará acabar con la idea, muy extendida en la opinión pública, de que sólo comparece "a través del plasma". Ha cambiado la cinta de correr por los paseos a primera hora allí donde se encuentre –en Alicante, se le vio andando a buen ritmo con Floriano por el paseo marítimo-. En síntesis, toda una revolución política. Si bien, en el PP reconocen: "El problema es que, tal vez, lleguemos demasiado tarde".

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