Las relaciones entre Convergencia y Unió pasan por un momento crítico y sólo la proximidad de las municipales ha evitado un cisma que se da por seguro de cara las autonómicas del 27 de septiembre, si es que finalmente se celebran en la fecha anunciada por Mas. Josep Duran Lleida se ha mostrado siempre partidario de un referéndum, pero discrepa de Mas en los plazos, las compañías y el objetivo final, que para Duran es más dinero y poder dentro de la estructura autonómica mientras Mas aspira al "Estado propio".
El todavía máximo dirigente de Unió tiene todo preparado por si se ve obligado a abandonar la federación nacionalista y dispone hasta de una plataforma, "Construïm" (Construimos), dispuesta al efecto. A mediados de junio y tras las presiones e intrigas de CDC, en Unió se llevará a cabo una consulta entre la militancia para determinar si el partido se suma a la "hoja de ruta" de Mas y ERC o se mantiene bajo las órdenes de Duran.
Dirigentes democristianos como la vicepresidenta del gobierno regional, Joana Ortega, o el consejero de Interior, Ramon Espadaler, se consideran afectos a Duran, pero han tenido un notable protagonismo en el proceso y en el pasado 9-N. Otros altos cargos, como Antoni Castellà, "comisionado" de Universidades de la Generalidad, se muestran decididamente críticos y abogan por el separatismo, de modo que cunde la impresión de que Duran podría quedar en minoría. En ese caso, "Construïm" sería el nuevo partido del "catalanismo moderado". Mientras tanto, la plataforma calienta motores y agita las redes sociales con burlas sobre el proceso o el papel internacional de Artur Mas.
"¿Qué hará la Generalidad después de la DUI (Declaración unilateral de independencia)?", "¿Deberán los ciudadanos rodear a la Guardia Civil?" o "es la primera vez que un presidente de la Generalidad no consigue una foto con ningún cargo relevante", en alusión al viaje de Mas a los Estados Unidos, son algunos de los mensajes firmados por "Construïm" en las redes sociales que han provocado una gran irritación en CDC y en los soberanistas de Unió, que aspiran a "derrocar" al incombustible Duran para mantener CiU.