
El Gobierno no sólo construyó un muro para apartarse de Rodrigo Rato, otrora referente político del partido que le sustenta, sino que fue un paso más allá y quiso dejar claro que será "implacable" en caso de que exista delito. Así, sólo minutos después de que comenzara el registro de la vivienda del exministro, José Luis Ayllón se acercaba a los periodistas en el Congreso para avisar de que "la cuestión" es "el qué" y "no el quién", corroborando que todos los puentes con el exvicepresidente están rotos.
Ayllón, que ejerció de portavoz de la Moncloa -es mano derecha de Soraya Sáenz de Santamaría-, se esforzó en destacar que el Ejecutivo no tendrá miramientos con Rato en caso de fraude fiscal. "Implacables e imparciales", insistió, asegurando que no se atenderá a "nombres y apellidos". "Esto demuestra que la ley es igual para todos", añadió el ministro de Justicia, Rafael Catalá, poco antes de que las cámaras de televisión captaran la detención de quien fue el gran mito del PP. Ya el miércoles, fuentes del entorno del presidente apuntaron a este diario que "en ningún caso se ayudará" al que fuera ministro, "y menos ahora".
Rajoy sigue sin pronunciarse
Así, por si cupieran dudas, el Ejecutivo volvió a dejar patente la ruptura total con Rato al tiempo que Mariano Rajoy, sin agenda pública este jueves, volvía a guardar un espeso silencio. De hecho, un portavoz autorizado descartó que se pronuncie sobre el presunto escándalo en los próximos días ya que "la postura del Gobierno está bien clara", y es que "no habrá contemplaciones" ante presuntas actividades ilícitas.
"Trabajamos por el interés general independientemente de la situación personal y del color político de la persona que se esté investigando", afirmó Ayllón, no sin anunciar que el director general de la Agencia Tributaria, Santiago Menéndez, comparecerá de forma urgente y a petición propia el próximo martes en la Cámara Baja para informar sobre la lucha contra el fraude fiscal.
En palabras de Cristóbal Montoro, en una comparecencia previa al registro y sin que aún fuera interpelado por la oposición, "que cada cual responda de sus actos". Y lo argumentó: "escandalizaría si la Agencia Tributaria no pudiera investigar a personas de relevancia social, como ocurrió en ocasiones anteriores".
Las teorías en el PP
Mientras, en el seno del PP, había quienes se rasgaron las vestiduras por una filtración que muchos dijeron no entender. "¡En pleno paseillo de socialistas en el Tribunal Supremo por el caso de los ERE!", en voz de un alto cargo, que volvía a apreciar "fuego amigo" pese a que decía no entender la jugada.
Aunque, por encima de cualquier otra interpretación, oficialmente se intentó evidenciar que hace ya mucho tiempo que Rato no contaba con el "cariño" de la Presidencia del Gobierno. "No es militante del PP, lo echamos", se repitió en tertulias de televisión a través de portavoces autorizados. Hasta Alberto Núñez Feijóo, el más importante de los barones territoriales, declaró que "no hay excepciones, sea quien sea, las leyes no distinguen y ningún gobierno puede distinguir".
"Todos los ciudadanos están obligados a cumplir", remató el presidente gallego. Si bien, en el PP, empezaron a escucharse distintos lamentos, partiendo de la base de que Rato "está sólo y lo va a pasar mal". Uno, el mayoritario, en relación "al momento de la filtración", en plena precampaña electoral y cuando los candidatos autonómicos y locales se la juegan. "Le han detenido minutos antes de los informativos de la noche, como si fuera un espectáculo", se exasperaba un alto cargo. El otro, más rebuscado, lo aportaba un líder autonómico: "No van a parar hasta que metan a Rodrigo en la cárcel".
Con Rato detenido algunos cargos, consultados en conversación informal, se quedaban sin palabras: "Es algo muy triste. Yo trabajé muchos años bajo sus órdenes y no doy crédito. Todavía no me lo puede creer". Los estrategas de Génova reconocen que la crisis podría afectar, y mucho, a la precampaña.