Recelo de los barones hacia un Rajoy que no entiende por qué no se ven sus logros
El presidente, que busca una foto de unidad con sus barones, intentará poner el foco en los datos de empleo y futuras bajadas de impuestos.
El presidente no llega a comprender, según sus interlocutores, por qué los sondeos siguen dibujando un panorama electoral adverso y las distintas facciones del Partido Popular maniobran a su espalda. A su entender, ha hecho lo que debía aún sacrificando determinadas tareas políticas: sacar a España del mayor embrollo económico de la Historia reciente. A partir de ahí, reconoce que tal vez haya fallado la comunicación y en ocasiones se abandonara el perfil político. Pero, tanto en público como en privado, Mariano Rajoy da a entender que no cambiaría nada de su hoja de ruta porque, arguye, el país avanza claramente hacia la recuperación.
Así, aunque admita que los resultados de las elecciones andaluzas hayan sido peores a los previstos y dé por válido que hay reformular ciertas estrategias -por ejemplo, respecto a Ciudadanos-, el jefe del Ejecutivo opina que sólo con su aval económico logrará convencer a los ciudadanos de que deben volver a confiar en el PP. Así se constata en el programa marco para el 24M -el que elabora Génova-, y que está centrado de forma mayoritaria en "consolidar el crecimiento" y "recuperar la competitividad". De hecho, la primera de las medidas "estrella" es una promesa de bajada de impuestos, revisando los tramos autonómicos del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas, Sucesiones y Donaciones.
Ante destacados políticos y empresarios, en despachos privados, Rajoy ha insistido en que "los datos están ahí" y más pronto que tarde empezarán a notarse en la calle. De hecho, afirma, las cifras de consumo relativas a la Semana Santa corroborarán su diagnóstico. Como también el número de contratos en marzo que se conocerán este mismo lunes, y que según el entorno del presidente serán "muy buenos". Minutos después de que se hagan públicos, Rajoy ofrecerá una entrevista en RNE para intentar reconducir el debate público y poner el foco en la economía.
Ése es el análisis del presidente, que se apoya en la cocina demoscópica de Pedro Arriola -según la cual, la llave para ganar sigue siendo la economía pese al descontento de una parte del votante tradicional-. Y de ahí que, tras una infausta semana para los populares, los barones autonómicos y locales acudan a la Junta Directiva Nacional del martes con cierto escepticismo. "Podrá hacer autocrítica y decir que hay que comunicar más e ir puerta por puerta, pero de ninguna de las maneras habrá un cambio brusco", según el augurio de un alto cargo de la formación.
Foto de unidad con los barones
La mayoría de barones tiene previsto hacerse la foto con Rajoy en la cita del máximo órgano entre congresos, que hace que no se reúne desde hace dos años. "Prietas filas porque nos lo jugamos todos", es el comentario generalizado. Si bien, al entorno del presidente no le ha gustado "nada" la batería de filtraciones de los últimos días y que ha hecho ver a la opinión pública la grieta interna existente. "Deberíamos estar buscando votos como locos porque no llegamos, pero nos estamos dedicando al juego sucio", resumía un partícipe del ataque interno.
La escenificación de ruptura vivida esta semana ha sido "inédita", a ojos de varios cargos consultados. Al menos, desde el Congreso de Valencia. Por un lado, María Dolores de Cospedal. Por otro, Soraya Sáenz de Santamaría y "los que perdieron en Andalucía", según el entorno de la número dos del PP, en relación a Juan Manuel Moreno y Javier Arenas. Y, en paralelo, Alfonso Alonso -el nuevo ministro de moda, muy próximo a la vicepresidenta- y Alberto Núñez Feijóo -que rompió su calculado silencio para avisar de que "tenemos un problema"- señalados internamente como recambio ante una hipotética hecatombe.
Rajoy, que no quiere acometer cambios internos al menos hasta después del 24M, llamará al orden. Nunca antes los entornos, por orden de sus superiores, habían atacado de forma tan clara a los enemigos internos. Algunos ministros y barones, acusando a Cospedal de falta de coordinación y comunicación. Los afines a la número dos, recordando el fiasco del "candidato de Soraya" en Andalucía y vinculado las informaciones de El País en su contra con una vicepresidenta que "piensa más en ella que en Rajoy".
Según el resumen de Esperanza Aguirre, "el PP no está ni mucho menos en su mejor momento". Y de ahí el temor de los barones, que ven cómo la mayoría absoluta se les escapa de las manos, principalmente por la irrupción de Ciudadanos y la abstención de los suyos. Según el diagnóstico generalizado, hay que hacer autocrítica, acercarse todo lo posible a la gente y cambiar la fracasa estrategia con respecto al partido de Albert Rivera. La citada Aguirre y Cristina Cifuentes fueron las primeras en saltarse la consigna y no atacarles. Ahora les siguen otros, como Alonso.
Sea como fuere, salvo cambios de última hora, lo que pretende Rajoy con la Junta es ofrecer una imagen de unidad y un balance económico que internamente no genere dudas. Habrá mención a lo que no se ha hecho bien, pero será "de cara a la galería" porque -reiteran quienes despachan con él- cree que ha hecho lo correcto. Mientras, las estructuras regionales y locales han recibido de la dirección más libertad que nunca para intentar arañar el máximo de votos. "Después de las elecciones, ya veremos qué ocurre".
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