Nada es comparable con la anterior campaña electoral, cuando la sensación generalizada era que, por primera vez, se podía producir el cambio en Andalucía. El contexto ahora es muy diferente. Juan Manuel Moreno Bonilla, el candidato del PP, insiste en apelar a ese espíritu, pero en privado se admiten muchas dificultades. Las encuestas internas, pese a no ser tan catastróficas como las del CIS, no dibujan un escenario favorable.
Los estrategas de campaña se aferran a que los sondeos tienen hoy más margen de error que nunca -dicen, debido a la irrupción de nuevas formaciones políticas- y a que hay un elevadísimo número de indecisos. Si cala la idea de que Moreno representa "la estabilidad y la creación de empleo", resumen, hay alguna oportunidad de salir airosos. Pero en ningún caso aspiran a índices de voto tan elevados como los de hace tres años.
Bien es cierto que el PP necesita ahora menos apoyos que en las anteriores elecciones para ganar, ya que -según creen- el voto de izquierdas está más fragmentado. El problema es que los riesgos son otros. Al más alto nivel desvelan que el "bocado" de Ciudadanos preocupa y mucho: afecta principalmente en los núcleos urbanos y "cada punto porcentual para ellos es un punto que nosotros perdemos", según las fuentes consultadas.
De aquí a la cita con las urnas, Moreno y los cargos del PP a nivel nacional trasladados a Andalucía insistirán en que no es el momento de "inventos". En otras palabras, que pocos conocen al candidato de Ciudadanos y menos aún su programa. No obstante, sienten cierta frustración: "Aunque parece que da igual, con Albert Rivera de momento les es suficiente". "De la noche a la mañana, sin currículum alguno, te empiezan a quitar votos", en voz de un alcalde de una urbe andaluza importante.
Precisamente, en contra de lo que pasa con Rivera, el equipo de Moreno apunta como otro problema que la marca PP no suma, sino que lastra. De ahí que, desde el primer momento, se intentaran municipalizar las elecciones -una estrategia que también se inició a tenor del escaso grado de conocimiento que tienen del candidato en la comunidad-. Pero las siglas pesan en negativo: "La recuperación económica todavía no ha llegado a la calle", y en mítines o paseos por los municipios los ciudadanos se refieren a Mariano Rajoy en negativo.
Contra los "doctrinarios de 1917"
En este complejo contexto, el presidente y la número dos del PP se implicaron en el primer fin de semana de campaña electoral. Tanto ellos como Moreno afirmaron que no hay más voto útil que el de su partido. Y evitaron en todo momento amonestar a Susana Díaz por los casos de corrupción que afectan directamente a la Junta de Andalucía. Los estrategas, en este sentido, aseguran que apenas tiene rédito electoral "pase lo que pase" y por muy graves que sean los presuntos delitos.
En Jerez, en el primer gran mitin de campaña, Rajoy avisó de que la suya es la única formación que puede garantizar el cambio "y no los doctrinarios de 1917 o la nada", en referencia a Podemos y Ciudadanos. Y es que, aunque pueda llegar a sorprender, los de Pablo Iglesias también roban votos a los populares, según los sondeos internos. "Sensatez", reclamó el jefe del Gobierno, para quien Moreno es "un tipo sensato y razonable" que tiene proyecto e ideario político. Moreno, como ya hizo en precampaña, pidió a los indecisos que esquiven tentaciones y se vayan "al voto seguro, al voto práctico del PP".
Por último, está Susana Díaz. Y, en los primeros compases de la campaña, el PP jugó a poner en evidencia la volátil situación interna del PSOE. "Agradezco a mi partido que me invite, me pongo muy contento y orgulloso. A mí no me piden, como a otro, el pasaporte, yo estoy siempre invitado, estoy en mi casa y muy contento", ironizó Rajoy sobre el hecho de que a Pedro Sánchez apenas se le verá en Andalucía. Sin cámaras delante, los populares avisan de Díaz también tiene problemas, "que podría cosechar los peores resultados de la historia para el PSOE". "Está muy nerviosa" con Podemos, recalcan en todas las conversaciones.
Moreno, que descarta centrarse en la corrupción, seguirá echando en cara a Díaz las deficiencias en Sanidad o Educación. "¿Dónde estaba el socialismo andaluz cuando las personas no podían pagar el alquiler, no tenían luz o agua?", se preguntó en Jerez. Los más optimistas dicen que darán la sorpresa la noche electoral porque "las encuestas se equivocan".