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Génova intenta desautorizar a Garicano y compara a Ciudadanos con Podemos

Pablo Casado gana protagonismo y cifra para el Estado en 25.000 millones de euros el coste del proyecto económico de Garicano.

Pablo Casado gana protagonismo y cifra para el Estado en 25.000 millones de euros el coste del proyecto económico de Garicano.

"Bienvenidos a la política en igualdad de condiciones". Partiendo de esta premisa, la dirección nacional del PP dejó de negar preocupación por el auge de Ciudadanos en las encuestas e intentó desautorizar su proyecto económico, poniendo en el centro de su diana a Luis Garicano, otrora asesor de cabecera. Así, Pablo Casado no sólo se sumó a la queja de Soraya Sáenz de Santamaría en la conferencia de prensa posterior al Consejo de Ministros -Garitano "pidió el rescate", según dijo- sino que le acusó de querer convertir a España en un estado multinacional "con más sensibilidad" hacia Cataluña y el País Vasco.

No es baladí que Casado fuera el encargado de protagonizar el ataque político contra los de Albert Rivera; portavoz de campaña, cada vez gana más puntos de puertas para adentro y, según los estrategas de la formación, sintoniza con el votante descontento que estaría barajando abstenerse o tantearía otras opciones. Así, al término de maitines, fue él y no María Dolores de Cospedal o Carlos Floriano -número dos y tres del PP, respectivamente- el encargado de comparecer ante los medios y dar una calculada respuesta al planteamiento económico de Ciudadanos.

Para empezar, Casado dio síntomas de haber estudiado el programa de Garicano a fin de buscar sus puntos débiles. Y, tras recalcar que medidas como la mochila austriaca o los impuestos negativos formaban parte del programa del PP, cifró en 25.000 millones de euros el coste para el Estado del proyecto. "Es tres veces la subida de impuestos de 2012", ofreció como titular, intentando meter miedo. Puso especial atención a la propuesta de eliminar ayuntamientos para ahorrar costes: "Que se vengan a mi provincia a explicar cómo pueden desaparecer municipios centenarios o de historia milenaria", replicó, pese a que el PP también lo planteó formalmente en varios de sus foros.

Para Casado, la "experiencia es un grado", y en esto Rivera se parece a Pablo Iglesias. "Presentar un programa de pilotaje está muy bien, pero los pasajeros de un avión lo primero que se preguntan es cuantas horas de vuelo tiene un piloto, y sus horas de gobierno son cero, las mismas que Podemos", destacó en la rueda de prensa.

Así, en apenas unos días, el Gobierno y el partido que le sustenta han pasado de restar toda importancia a Ciudadanos -Mariano Rajoy llegó a decir ante el Comité Ejecutivo que Ciudadanos subía pero "no tanto" como sugerían algunos- a articular toda una réplica política a Rivera, al que en los argumentarios comparan ya con Iglesias por las dudas en su programa y la falta de rodaje en las institucionales.

"Evidentemente, igual que nos critican, nosotros podremos opinar de los demás", se justificó Casado. En el Comité de Dirección, la tesis es que hay que "dejar bien claro" que Ciudadanos va en contra "de las esencias del PP" más allá de la defensa de la unidad de España, e incluso esto se buscó poner en cuarentena al tirar de hemeroteca y sacar a la luz "el Estado multinacional" de Garicano.

De hecho, hay dos objetivos, según las fuentes consultadas. Por un lado, sacar pecho del proyecto económico de Mariano Rajoy "frente a inventos". "Nosotros hemos demostrado, frente a quienes consideraban que era imposible como Garicano, que España no estaba abocada al rescate", en palabras de Santamaría. Y, por otro, evitar que el votante descontento del PP pueda coquetear con Ciudadanos. "La gran amenaza es que deje la abstención para votar a Rivera", se admite ya en privado. Y de ahí que, en tertulias y ruedas de prensa, se insista: desde que son "un partido de centro-izquierda" a que "quieren romper" los acuerdos con la Santa Sede.

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