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Las dos versiones internas sobre Bárcenas y su poder en el PP

El extesorero centra las conversaciones privadas del cónclave. "Yo sí creo que existieron sobresueldos", admite un cargo alejado ya de la cúpula.

Los peores presagios se cumplieron el primer día de la convención nacional. Todo recordaba a cónclaves anteriores, con una nube de periodistas preguntando sobre Luis Bárcenas y sin apenas capacidad para recuperar la iniciativa política. "Si la caja B fuera mía, no me habría dedicado a arreglar la sede del PP", replicó el extesorero a los portavoces de Génova. Los organizadores, desazonados, admitían el problema: "Es lo peor que nos podía pasar".

Así, la recuperación económica quedó para los discursos públicos. Porque, en privado y en los pasillos, Bárcenas volvía a convertirse en el principal protagonista para los propios dirigentes del partido, que acudieron en masa a la cita -más de 350 participantes: el Gobierno en pleno, presidentes autonómicos, alcaldes y concejales-. Y, en esas conversaciones, dos eran las tesis más escuchadas, y eran contradictorias.

Los miembros de la cúpula, tanto en público como en privado, trataron de marcar todas las distancias posibles sobre Bárcenas. "Este señor nos engañó y, en cuanto al momento actual, no está en el partido", intentaba dar por resuelta la cuestión Carlos Floriano. Pero la presión aumentaba toda vez el extesorero iba atendiendo a los medios. "Hemos tomado todas las medidas posibles desde que supimos que este hombre era un chorizo", insistía un miembro de la cúpula. María Dolores de Cospedal, que fue la primera en alertar sobre el entonces hombre de confianza, afirmó sin citarle: "Podemos decirlo alto y claro con la cabeza bien alta: nuestro compromiso contra la corrupción es absolutamente incuestionable".

El silencio, en todo caso, se imponía a micrófono encendido en el palacio de congresos de Madrid, como en los peores momentos. "Ya lo hemos dicho: Este señor no es del PP", reiteraban. No todos opinan lo mismo. Cargos ahora más alejados de la actual dirección, pero que fueron muy importantes, sugieren que el poder de Bárcenas era muy grande internamente y que Mariano Rajoy, al menos en parte, sabía de su actuación.

"A mí no me ofrecieron nunca un sobresueldo, pero sí creo que existían. Todo el mundo lo sabía", en voz de un histórico del PP. ¿Con la connivencia del presidente? "Yo creo que era imposible que no lo conociera", responde. Este diario ya publicó en enero de 2013: "muchos recibimos dinero en sobres, sí, pero lo declarábamos a Hacienda". Las palabras eran de un miembro de la dirección anterior al congreso de Valencia, celebrado en 2008. "Había un plus después de una campaña electoral", fue otro de los comentarios recogidos.

La impresión de un sector del partido es que, durante años, las prácticas de Bárcenas se veían como algo normal, eran aprovechadas por algunos o se miraba para otro lado. Que, tras estallar el escándalo, no se tomaron las precauciones necesarias y el extesorero siguió entrando y saliendo de Génova13 como si fuera su casa. Y que "ya fue tarde" cuando el PP declaró la guerra a Bárcenas; esto es, cuando se descubrió la fortuna que tenía amansada en Suiza.

Ahora, la preocupación pasada ha vuelto, y en pleno año electoral. Desde el entorno del presidente esperan que la tormenta pase pronto: "Nosotros ya hemos explicado nuestra posición, yo lo he hecho varias veces en el Congreso", dijo Rajoy antes de que Bárcenas estuviera en libertad. Si bien, líderes regionales y locales temen que la presunta trama corrupta les afecte: "las encuestas dicen que ganamos, pero esto no nos ayuda", según un barón autonómico hoy en el poder. Alberto Núñez Feijóo o José Ramón Bauzá sí que hablaron para cargar de forma clara contra el extesorero.

El asunto también ocupó buena parte de la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros: "El historial de acusaciones e imputaciones es de todos conocido y cada uno puede sacar las conclusiones de esa estrategia procesal que considere oportuno, pero no es cuestión del Gobierno valorarlas ni comentarlas, y menos participar en ellas", zanjó Soraya Sáenz de Santamaría. En Moncloa insisten en que su labor es "trabajar" y hacer oídos sordos al ruido.

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