Pasadas las cuatro de la madrugada del 5 de febrero de 2012, en la llamada 'Noche de los cuchillos largos' del 38 Congreso del PSOE, una joven dirigente del aparato andaluz salía entre lágrimas del despacho de Alfredo Pérez Rubalcaba tras una negociación en el Hotel Renacimiento de Sevilla. Le pasaba factura haber sido ella quien anunciara el apoyo oficial de Andalucía a la perdedora de ese congreso, Carmen Chacón. Anuncio que hizo comandada por su todavía presidente, Juan Antonio Griñán, nombrado esa noche presidente del PSOE tras el rechazo al puesto de Felipe González.
Casi dos años después, la 'joven promesa' de Susana Díaz ya era presidenta de la Junta. La baronesa más mirada por todos los militantes del PSOE había adquirido un halo de fortaleza insólito en el débil PSOE del rubalcabismo. Fue ella quien permitió que Rubalcaba, en su Conferencia Política de noviembre de 2013, saliera victorioso sin dar la fecha de las primarias que elegirían a sus sustituto, como pedían los barones madrileño y manchego, Tomás Gómez y Emiliano García-Page.
Su poder creció exponencialmente desde entonces hasta la fecha señalada por Rubalcaba para celebrar la consulta a la militancia del 13 de julio, tras el batacazo electoral del PSOE en las elecciones europeas. La elegida era ella. Y ella misma, animada por muchos sectores del PSOE, se enfrentó al dilema de 'ser o no ser', orquestó la llamada "rebelión de los barones" que se sublevaban ante la dicotomía Eduardo Madina o Pedro Sánchez, y finalmente dio marcha atrás. Se retiró de una carrera en la que decidió apoyar al 'tal Pedro Sánchez' e inflar la tercera candidatura de José Antonio Pérez Tapias, con el único y primer objetivo de frustar la victoria de Eduardo Madina. Y lo consiguió.
Apenas han pasado seis meses y la película ha cambiado mucho. Tras la reunión entre Susana Díaz y Eduardo Madina en Sevilla, el malestar de ex líderes como Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero -cuestionados en público por Sánchez por las puertas giratorias y la reforma laboral- y las rectificaciones sucesivas del actual líder del PSOE -el ministerio de Defensa, los funerales de estado para las victimas de violencia de género, los pactos con Podemos, el envío de tropas para frenar al Estado Islámico...etc- que motivaron discrepancias con Díaz, el ruido interno ha vuelto al PSOE.
Lo que hace unas semanas era simplemente un rumor comienza a oírse con fuerza en multitud de círculos socialistas. Las dudas que en su día embargaron a Susana Díaz parecen haber desaparecido. Las distintas familias del PSOE, los militantes, los aparatos, los que ahora tienen poder, los que en día lo tuvieron, quienes apoyaron a Sánchez, a Madina, a Rubalcaba y a Chacón... todos confluyen en una extraña sinergia que contempla a Susana Díaz como el 'único estado de buena esperanza para el PSOE'.
Su adelanto electoral no es más que el primer paso hacia esa carrera. Un intento de proyectarse como la única capaz de hacer frente a Podemos, ganando las elecciones autonómicas previas a la derrota esperada del PSOE en toda España, con resultados especialmente desastrosos como el que auguran las encuestas en Madrid. Se edificarían así los cimientos de una candidatura a las primarias a La Moncloa en el mes de julio, que pretende ser la única, pero que se batirá en duelo con Pedro Sánchez en caso de que éste no recule.
Y eso, según fuentes de su equipo, "no va a ocurrir". Pedro Sánchez no dará marcha atrás. "Me voy a presentar y voy a ganar", dijo este martes en RNE. Y su entorno es más explícito. Aseguran contar con el apoyo de las federaciones de Galicia, Cataluña, Baleares, Castilla y León y Madrid. Incluso Extremadura y Asturias, así como otros cargos del partido verían con buenos ojos "no abrirse nuevamente en una batalla interna" que podría dar el rejón final a los socialistas y sus bajas perspectivas electorales, pues "los ciudadanos no lo entenderían".
Se pregunta la dirección del PSOE cuál ha sido "el error de Pedro", por qué ha dejado de apoyarle Susana, y "cuál es la legitimidad que dan algunos a las primarias" si pretenden derrocar al primer secretario general elegido por los militantes en una "nueva conjura de aparatos".
La comunidad a la que Pedro Sánchez le debe la secretaría general, Andalucía; la persona que le aupó, Susana Díaz, la Khaleesi del PSOE ha empezado a jugar su trono. La cuestión es si en en el mes de julio se producirá el alumbramiento de un nuevo líder socialista, el tercero en tres años; si ésta vez Susana Díaz dará o no marcha atrás; y quién ganará: si Pedro o Susana, si los militantes o los aparatos. Y, sobre todo, quién es aparato y quién militancia.