La esperada visita del presidente a Barcelona -la primera tras el simulacro de la consulta del 9N- fue fugaz. Tanto que duró apenas dos horas: llegó al puerto de la ciudad –convertido en cuartel general de los populares durante dos días- alrededor de las once de la mañana y a la una tenía previsto coger un avión que le llevara de nuevo a Madrid, donde quería llegar a tiempo a la boda de un asesor de la Moncloa. Llegó, habló y se fue.
Pese a ello, buena parte del poder político del PP se reunió en Barcelona. Lo hicieron la noche anterior llamados a una cena en la que, al principio, estaba prevista la presencia de Mariano Rajoy. Y de ahí que ministros, barones autonómicos llegados de buena parte de la geografía nacional y la dirección nacional y regional se dieran cita. "Al principio sí iba a venir Rajoy", reconocía un líder autonómico. Algunos de los convocados reconocieron cierto malestar porque el jefe del Ejecutivo finalmente fallara a la cita del viernes y acudiera directamente el sábado.
A esto se suma la queja escuchada en Cataluña -por parte de sectores del PP catalán, empresarios y culturales - de que Rajoy debería de haber aprovechado su primera visita tras el 9N para acudir en calidad de presidente del Gobierno y no a un acto del partido. Según informa Pablo Planas, se confiaba en un golpe de efecto, como una reunión con empresarios, con jóvenes, con las direcciones de "Sociedad Civil Catalana" o de "Libres e Iguales" (dos grupos cívicos que intentan llenar el vacío que han dejado el PP e incluso Ciudadanos en la respuesta ideológica, social y moral al separatismo) o con interlocutores diferentes a los que durante más de dos años (desde el Círculo de Economía al Ecuestre) le han asegurado por activa y por pasiva que Mas iba de farol y que todos sus alardes sólo pretendían una mejora en la financiación.
En el PP recordaron que es habitual que el líder del partido se traslade en el día a la ciudad en la que va a protagonizar algún acto. De hecho, siempre suele estar unas pocas horas en el lugar en cuestión. La última visita de Rajoy a Barcelona fue hace prácticamente seis meses.