Un veterano de la formación decía recientemente que nunca había visto tal desbarajuste interno a un paso de unas elecciones -locales, autonómicas y nacionales, todas en 2015- tan decisivas. Los incendios se multiplican para Mariano Rajoy por todo el territorio nacional: desde la falta de candidatos a líderes regionales que, pese a tener el aval de la dirección nacional, no han conseguido aún controlar sus estructuras. "La situación es muy delicada. Nos llegan mensajes de alarma prácticamente de todas partes", se admite desde la cúpula.
Madrid y Valencia ocupan la mayor atención. Los estudios demoscópicos realizados tras el verano sobre candidatos e intención de voto en la capital y la comunidad son papel mojado a ojos de los estrategas del presidente. Han pasado demasiadas cosas -empezando por la crisis del ébola pero, principalmente, por los nuevos casos de corrupción- y "sólo se lanzan cuchillos" desde hace días. Ignacio González fue llamado a la Moncloa hace ya algunas semanas y éste le dijo personalmente a Rajoy que quería ser candidato. El presidente se limitó a escucharle. Es el único que lo ha dejado claro pero, a estas alturas, ningún nombre es 100% seguro. "Se están haciendo todas las hipótesis posibles", y ya está encargada una nueva remesa de encuestas.
En Génova y Moncloa, cargos próximos a Rajoy dan por desbaratada la opción de Esperanza Aguirre para el consistorio. Los suyos admiten: "está recibiendo palos por todas partes, incluso de gente que no nos esperábamos". Pero todavía se ironiza de forma recurrente sobre su capacidad de revivir políticamente pese a las crisis más aciagas y se insiste en que los sondeos de aquí a navidades serán clave. Por su parte, Lucía Figar sabe que su nombre suena, y que quienes le sitúan en la terna son declarados marianistas, pero no se ha pronunciado públicamente. Cristina Cifuentes sigue a la espera, con una exposición mediática menor como se sugería desde la dirección.
Si el incendio político en Madrid es grave no menos lo es en Valencia. Las críticas a Alberto Fabra son indisimuladas en el seno de la dirección nacional. Él quiere ser candidato y así se lo sugirió recientemente a Rajoy. Pero en Génova vuelven a incluir en las quinielas a Esteban González Pons, hoy en Bruselas. "No quiere, pero tal vez no haya otra". A Isabel Bonig, con un peso cada vez mayor en el PP valenciano y la prensa autonómica, todavía se le observa como un "peso medio, sin mucha proyección". Y mover a Rita Barberá, interpreta un interlocutor directo del presidente, tiene sus riesgos: según las encuestas, hoy seguiría ganando en la ciudad del Turia y a una distancia bastante relevante con respecto a la segunda opción.
Murcia y Castilla y León
Ya se habla no de ganar estas dos plazas por mayoría absoluta sino, básicamente, "salvar los muebles". Esto era impensable hasta hace tan sólo unos meses. Otros territorios decisivos para los intereses de Rajoy siguen aún sin cabeza de cartel. La situación es muy delicada en Murcia desde la marcha de Ramón Luis Valcárcel a las instituciones comunitarias. Alberto Garre, su sustituto al frente del Gobierno autonómico, no convence a muchos en Génova. Y los movimientos en la región son también intensos; incluso se ha filtrado la opción de Vicente Martínez Pujalte, que ha recuperado en parte la confianza de Rajoy perdida en el congreso de Valencia.
Castilla y León es otro de los focos de atención. Juan Vicente Herrera aún no ha dejado claro si quiere repetir, y tanto en Madrid como algunos populares importantes allí se impacientan. Interlocutores de Rajoy opinan que espera que Herrera continúe y evitar así un nuevo frente. Pero no todos comparten esta tesis. Así, conocida es la simpatía de María Dolores de Cospedal por Alfonso Fernández Mañueco, regidor de Salamanca y con cargo en Génova. Rosa Valdeón, alcaldesa de Zamora, también empieza a tener cierta proyección. Aunque los problemas no son únicamente a nivel regional: en Valladolid, Francisco Javier León de la Riva se queja de que todavía nadie le ha asegurado que volverá a concurrir en los comicios locales.
El montante de comunidades problemáticas continúa. En Moncloa se pone en duda que Rajoy le pida a José Manuel Soria, ministro de Industria, que se centre en exclusiva en las islas Canarias para ser candidato al gobierno regional. En Asturias, Mercedes Fernández -Cherines para todos- parece tener atada su candidatura pese a que la situación del PP allí es muy complicada. Tanto que ella misma ha alertado a la dirección nacional de que, en algunos municipios, incluso no tienen candidatos claros. "Allí perdimos la oportunidad de ganar en su día -en alusión a Francisco Álvarez Casco, cuyo partido sigue siendo epicentro de todos los problemas- y ahora se ve como un mal mejor", se afirma al más alto nivel. Cosa parecía se observa en Navarra, con la formación en crisis y decadencia. Pablo Zalba es el recién elegido líder, pero quiere volver a Bruselas -es eurodiputado-. En Génova no ven mucho margen de maniobra: "si tiene que ser él, se tendrá que quedar". Mientras, en la Rioja, la dirección confía en que Pedro Sanz repita, aunque tal noticia no se ha producido.
Quiroga y Moreno, en la cuerda floja
A la falta de candidatos se une la dificultad que están teniendo barones recientemente elegidos para controlar sus estructuras. La designación de Juan Manuel Moreno en Andalucía provocó una brecha interna que parece lejos de subsanarse, principalmente en Sevilla. El lamento es constante en el cinturón político del nuevo líder: "Sevilla va a lo suyo". También se quejan de que Javier Arenas, amigo de Rajoy, sigue estando presente y su influencia no mengua. En el otro lado, están quienes opinan que Moreno ha tenido fallos "que no tienen explicación" y el resultado de las elecciones europeas fue "desastroso".
A Génova también llegan quejas constantes sobre Alicia Sánchez Camacho, que todavía cuenta con el plácet de Cospedal. Cargos del PP catalán advierten de que ha quedado "desautorizada" en más de una ocasión por el propio Rajoy. "No podemos seguir así, nos quedamos sin partido", en opinión de un cargo con representación pública. Las encuestas son cada vez peor: según El Periódico, pierde nueve diputados y se quedan ya como una fuerza residual (10-11 representantes en el Parlamento regional).
Las quejas dejan de ser soterradas en País Vasco para llenar páginas de periódicos. Arantza Quiroga protagonizó una convulsa designación –con un apoyo a su candidatura mucho menor al de sus antecesores- y la paz interna es ilusoria. Así, Borja Sémper -presidente del PP de Guipúzcoa y con proyección nacional- se niega a acatar la orden de Quiroga de ser candidato al ayuntamiento de San Sebastián. "No tiene ningún sentido. Saben que no quiero y que estaría quemado como candidato", expuso el propio protagonista a ABC. En Álava las cosas no están mejor para la nueva líder: "no ha hecho prácticamente nada por la reconciliación", se quejan.
Así las cosas, el partido vive en una situación de alarma, más allá del lastre de la corrupción o de la división interna por la respuesta al desafío separatista. Ya antes de verano, algunas corporaciones se pusieron en contacto con la dirección para suplicar decisiones inmediatas. Ese aviso se repitió en septiembre. Pero la respuesta siempre ha sido la misma: la decisión la tomará Rajoy cuando él estime oportuno. No todas las candidaturas se resolverán de golpe. Los estrategas del presidente esperan que la convención prevista a primeros de 2015 sirva de lanzadera para la mayoría de cabezas de cartel. No se descartan movimientos en diciembre -las fechas previas a navidad siempre han sido utilizadas en Génova para tomar este tipo de decisiones-.