Soraya Sáenz de Santamaría es "disciplinada" y hará lo que le mande el presidente. Siempre lo ha hecho y nunca le ha ido mal. Pero sus compañeros de gabinete opinan que no quiere ser candidata a la alcaldía de Madrid y, aún más importante, ven altamente improbable que Mariano Rajoy haga ese movimiento político. "¿Cambios en el Gobierno? Ninguno. Tenemos muchos e importantes temas por delante en los que Soraya es clave", resumía un ministro en el Congreso. Otros colegas reiteraban esta tesis: no dejará la Moncloa.
No todos piensan igual, si bien la mayoría avisa de antemano que no tiene información de primera mano. Esto es, que Rajoy no les ha hablado el tema y que será él y sólo él quién tome la decisión "cuando corresponda". Quienes creen que Sáenz de Santamaría seguirá en el Gobierno -entre ellos la mayoría de ministros- destacan su papel cardinal en el gabinete y en asuntos como el catalán -ella mantiene su particular interlocución con cargos de la Generalidad-. Pero luego están -principalmente en Génova- los que observan la hipotética jugada como una demostración de que Rajoy va "a por todas en Madrid" al designar a su mano derecha.
Una operación con enormes riesgos, según el diagnóstico más extendido. Si Sáenz de Santamaría gana por mayoría absoluta, se convertiría en el gran referente político del PP, con todo lo que conllevaría de cara al futuro. Sería el nuevo ejemplo a seguir, desbancado a compañeros rivales. Pero si no lo logra, como auguran hoy las encuestas, sería "un pozo oscuro" para una política que ya hoy es catalogada como la "más poderosa de España". Los más maliciosos añaden que María Dolores de Cospedal quiere que Santamaría vaya a la capital, en tanto en cuanto los riesgos son muchos y dejaría la Moncloa. Incuso están los que sugieren que Alberto Núñez Feijóo estaría a la espera de este movimiento.
Rajoy: "Botella está con nosotros"
El ruido político es intenso, casi ensordecedor. Aunque públicamente ministros y altos cargos elogiaban el buen hacer de Ana Botella -tras unas primeras horas de silencio más que llamativo-, en privado todas las conversaciones se centraban en quién será el candidato a las municipales. Rajoy, por supuesto, no desveló calve alguna y se limitó a hablar de la todavía alcaldesa: "lo ha hecho muy bien, ha hecho un gran esfuerzo, seguirá hasta el último día y aquí está con todos nosotros". El presidente le agradeció muy especialmente que vaya a agotar la legislatura.
Esperanza Aguirre también está en el ojo del huracán. "Hay intereses para apartarme", avisó el martes. En el Gobierno, las críticas están arreciando: "se fue llorando antes de que empezara la crisis. Se fue, lo dijo ella", en voz de un ministro. El varapalo judicial fruto de su incidente de tráfico no le ayuda, coinciden no pocos dirigentes. Pero Génova no le descartan por completo, y una y otra vez insisten en que hay que esperar a las encuestas y a la cocina de las mismas. "Tiene muchas vidas y se crece en las adversidades", recuerda un diputado autonómico. La líder regional no se descartó en una entrevista en esRadio: "para ser candidato a un órgano institucional no se trata de postularse, te tiene que nominar el Comité Electoral", respondió.
Rajoy y Aguirre se vieron en julio, tal y como avanzó este diario. Y abordaron la situación del PP de Madrid sin llegar a una conclusión. En verano, incluso sus adversarios dentro de casa empezaron a modular su opinión para advertir que tenía opciones. Ella sigue sin aclarar públicamente sus planes, aunque todo el mundo da por descontado que le diría "sí" a Rajoy.
Cristina Cifuentes también está a la espera. Ella quiere y su nombre se empieza a escuchar cada vez más. Dos ministros coincidieron este miércoles en que podría ser una opción y recordaron que "las siglas pesan mucho y más en Madrid, donde la política local se entremezcla con la nacional". "Sería absurdo que el PP quisiera presentar a alguien que no tuviera posibilidades reales de ganar las elecciones", fue lo más que dijo la delegada del Gobierno. En otras palabras, es consciente de que Pedro Arriola será quién decida, una vez estudiados los informes electorales. Aunque también tiene detractores: en Génova -aunque se lleva bien con Cospedal, cargos consultados le ven "poca cosa" y una "desconocida"- y en círculos madrileños -son conocidos sus encontronazos con Ignacio González, el único que se ha mostrado muy claro en sus pretensiones y que tampoco ha sido proclamado-.
Desconcierto de los cargos
¿Podría haber sorpresas? A juicio de la mayoría, parece poco probable. Pero algún cargo recordó que Lucía Figar, consejera del Gobierno de González,está en las encuestas y su gestión ha sido aplaudida en más de una ocasión. Tampoco se desecha la posibilidad de que Rajoy busque un golpe de efecto. A esta hora, lo único certero es el desconcierto total en la Asamblea de Madrid y el Consistorio. También en las distintas estructuras de Génova. Hay nerviosismo y una petición que se repite: que no se demore la toma de decisiones.
Habrá una convención nacional en enero y en la dirección nacional esperan tener resuelto el entuerto antes. Pero Rajoy, de momento, no da señales y no pocos recuerdan el caso de Andalucía o el de las elecciones europeas. "La cosa está muy mal", afirman los actores clave del PP de Madrid. Y la dirección lo sabe. Perder la capital sería un golpe muy duro a pocos meses de las generales. "La cosa está muy viciada. Esperemos que Rajoy mantenga la cabeza fría, no se deje llevar por rencillas, y elija al mejor. Esto está sacando lo peor de la política", fue el resumen de un ministro.