"¿Ha sido emotivo?", le preguntaban los periodistas a uno de los barones recién salidos de la reunión de la Ejecutiva. "Si, bueno... Normal, no se". A las puertas de Ferraz, los integrantes de la Ejecutiva relataban a este periódico el "austero" homenaje de despedida de Alfredo Pérez Rubalcaba en su última Ejecutiva, ya que el próximo domingo se votará la nueva dirección elegida por Pedro Sánchez.
Una despedida que Rubalcaba ha querido hacer incidiendo en que "volvería a contar con las mismas personas" de la Ejecutiva que formó tras el 38 Congreso del PSOE en Sevilla, y justificó las actuaciones llevadas a cabo en su cuestionado liderazgo en estos dos años en "un escenario cambiante en el que a los socialistas nos han ido cambiando el foco constantemente" de la coyuntura política.
La sorpresa vino de la mano de quién será su sucesor. Pedro Sánchez entró en la sala Ramón Rubial, al término de la reunión, para agradecer a Rubalcaba sus méritos, sus "tres hitos" que comenzó con la elección del secretario general (él mismo) a través de una consulta abierta a la militancia; la Conferencia Política, de la que Sánchez fue el coordinador; y la Conferencia territorial de Granada en la que el comité Territorial del PSOE pactó con el PSC su acuerdo por una reforma constitucional de corte federal.
"Griñán ha estado muy cariñoso, no sabría siquiera sí vendría", bromeaban los rubalcabistas a la puerta de Ferraz habiendo alusión a las tensiones que han mantenido líder y presidente del PSOE en este periodo. Aunque "Alfredo siempre es muy austero y muy cántabro hoy se ha emocionado" aunque "no ha llorado" pero "si se ha estirado" con "caracolas de chocolate y pastas", reían.
Otros ponían el acento en que la nueva Ejecutiva será "de transición" porque, recordaban, "en dos años, tendremos el congreso ordinario del PSOE, y habrá que volver a ratificar o a elegir a la dirección, tras las elecciones generales", decían ante los ojo plásticos periodistas.