La batalla electoral en Madrid se antoja decisiva, y parece que algo se mueve. Quienes hasta hace no mucho veían improbable que Mariano Rajoy se decantara por Esperanza Aguirre, incluso enemigos políticos, ahora empiezan a cambiar de tesis. Opinan que puede que sea la "única opción real" para retener la importantísima plaza electoral. Una percepción que comparten algunos barones autonómicos y un destacado sector de la formación en la capital.
Todo habría de solucionarse tras el mes de agosto. Al menos, así se reclama desde el PP madrileño, que presiona para que Rajoy no demore la decisión y la situación no derive en "otra Andalucía". Los más posibilistas creen que Ana Botella acabará dando un paso atrás y permitirá que otro candidato se enfrente a las urnas. "Yo creo que saldrá de ella", según un cargo que asegura que suele despachar con la regidora habitualmente. "Sabe que está sola: le basta con leer los periódicos", coincide un importante diputado de la Asamblea de Madrid.
Hasta la fecha, Botella no ha dado signos de tirar la toalla. Más al contrario, en un reciente almuerzo del Foro ABC presentó lo que parecía un programa de acción a medio plazo con medidas que, en principio, habrían de gustar a los ciudadanos. Y, en privado, no pocos populares elogian su gestión económica amén de que tuvo que hacer frente "en silencio" a la herencia de Alberto Ruiz-Gallardón. "Pero no da. Ése es el problema. No ha conseguido quitarse el 'es la mujer de Aznar' y no podemos arriesgar", reconoce un miembro de la dirección nacional. Y ésa es una de las impresiones más extendidas en las distintas estructuras de la formación.
"¿Cómo se lo dirá a Botella?"
Un veterano barón del PP lo tenía claro en una reciente conversación informal con este diario: "Yo ponía a Aguirre". Pero, a renglón seguido, se hacía la pregunta estrella en los círculos del PP: "¿Cómo se lo dirá Rajoy a Botella?". Y no llegaba a encontrar respuesta. De ahí que muchos esperan que, conforme la presión aumente -no tanto de puertas para adentro sino en los medios de comunicación, batallón de encuestas de por medio-, Botella acabe cediendo.
La expectación se mantiene en el PP de Madrid. Los hay casi desesperados. Los actores clave -Ignacio González, Cristina Cifuentes, Aguirre o la propia Botella- quieren que todo se aclare cuanto antes para empezar a trabajar en las elecciones. "Va a ser una batalla durísima, tal vez la más dura de todas. Y tenemos que estar preparados". Aznar designó a Gallardón candidato al consistorio en julio de 2003 -los comicios eran al año siguiente, en mayo-. Las fuentes consultadas, de forma mayoritaria, insisten en que Rajoy debería posar su dedo divino a la vuelta de las vacaciones de verano.
Piden que no demore la decisión
Si Botella no es candidata, en el PP son mayoría quienes consideran que Rajoy debería llamar a Aguirre. Y los defensores de esta opción, aún viejos enemigos, parecen ir a más. Algunos se apoyan en los sondeos para consumo interno que, deslizan, ya habrían encargado desde la dirección nacional. En estos estudios se incluyen varios nombres, y Aguirre sería la primera, según comentan en encuentros informales. Soraya Sáenz de Santamaría aparecería como segunda opción, pero muy pocos opinan realmente que ella quiera y que él vaya a prescindir de su todopoderosa vicepresidenta.
Barones y altos cargos del PP de Madrid y a nivel nacional auguran que si el presidente descuelga el teléfono, Aguirre dirá que sí. Pero no pocos dirigentes incluyen un matiz muy importante: "Puede que diga que sí ahora pero no dentro de unos meses, con la campaña ya prácticamente a la vuelta de la esquina". Interpretan, tras tener conversaciones con ella -o eso dicen-, que querría tener el máximo tiempo posible para preparar la campaña. "Está con ganas. Pero sabe que si se quieren tener opciones hay que empezar ya", según dirigentes próximos a la líder madrileña.
Algunas voces en Moncloa y Génova, para descartar la opción de Aguirre, apuntan que a estas alturas ni tan siquiera ella podría darle la vuelta a las encuestas; que su efecto no es como antaño, que se ha diluido. "Si no consigue la mayoría absoluta –imprescindible si no hay reforma electoral-, seguro que sí que es la que te consigue más votos", replican declarados aguirristas. "Que enseñen las encuestas y que pongan a quien pueda ganar. En principio, esto es lo que decimos todos", insisten. Otros tiran más de la cuerda personal para rebajar expectativas: "Sería la última persona a la que llamaría Mariano", en voz de un diputado. "¿Que Rajoy va a llamar a Aguirre a pedirle por favor que se presente? Me cuesta mucho imaginármelo", añade. Estos comentarios también se escuchan con insistencia.
¿Adelanto de las generales?
El debate está abierto e irá a más tras el mes de agosto. Y de ahí que la propia Aguirre no dudara en meter prisa públicamente: "Los candidatos deben nominarse cuanto antes", dijo al término de un Comité de Dirección a primeros del mes de julio. "Al PP de Madrid le corresponde proponer pero a quien le corresponde decidir es al Comité Electoral nacional", advirtió a Rajoy. Esto es, ha de mover ficha y cuanto antes, sea o no sea ella la elegida.
"Elegiremos a la persona más apta para representar al partido" y "con posibilidades para ganar", es la única declaración pública que María Dolores de Cospedal ha hecho al respecto. "La calle es muy sabia y los políticos tenemos que oír a la calle", remató. En el PP de Madrid, un sector importante -con dirigentes situados en altas esferas- contesta que "la calle quiere a Aguirre". Coinciden algunos barones e, incluso, se mojan por ella determinados ministros. Mientras, el entorno del presidente guarda silencio e introduce un nuevo ingrediente: la posibilidad de adelantar las elecciones generales y hacerlas coincidir con municipales y autonómicas. En tal caso, la batalla la estaría dando el propio Rajoy.