Durante los últimos tiempos, la interlocución ha sido fluida y, aún más importante, han logrado alcanzar grandes acuerdos de Estado. Cuando Mariano Rajoy acude a Bruselas es consciente de que cuenta con el respaldo del PSOE. Y con Alfredo Pérez Ruabalcaba también selló el polémico pacto del Poder Judicial o la hoja de ruta en Cataluña. "Ha tenido una actitud muy positiva y muy constructiva", valoraba el presidente horas después de que el aún líder socialista anunciara su marcha de la política. "Tiene mi respeto y mi consideración", según dijo desde la capital comunitaria.
El escenario que se abre paso es francamente incierto. Para empezar, Rajoy no tiene contacto con los candidatos a liderar el PSOE y el Gobierno observa con preocupación una radicalización de su histórico rival. Un giro, por cierto, que cree que le puede dar votos por el centro.
La política española "pierde un activo muy importante", resumió el jefe del Ejecutivo antes de participar en la segunda jornada del Consejo Europeo. Recordó que "durante muchos años" Rubalcaba ha sido un político "importante" para el país al haber desempeñado "numerosas responsabilidades", entre ellas tareas de Gobierno.