Felipe VI reivindica los principios de la Monarquía Parlamentaria
En un vibrante discurso, Felipe VI reafirmó antes las Cortes su compromiso con la nación y las libertades, o sea la Constitución.
"Juro desempeñar fielmente mis funciones, guardar y hacer guardar la Constitución y las leyes y respetar los derechos de los ciudadanos y de las comunidades autónomas"; fórmula tasada en el artículo 61.1 de la Carta Magna. 10:47 de la mañana. Don Felipe se presentó como monarca "de un nuevo tiempo" dispuesto "a escuchar, comprender, advertir y aconsejar". "No tengan dudas de que sabré hacer honor al juramento que acabo de pronunciar", solemnizó en la sede de la soberanía nacional. Antes, en Zarzuela, don Juan Carlos le impuso el fajín con los entorchados de capitán general. Un día para la Historia con momentos muy emotivos, como el reconocimiento a las víctimas del terrorismo.
Arranca el periodo "de un rey constitucional" y con "fe en la unidad" de "España", la palabra que más repitió. Felipe VI, junto a doña Letizia y sus hijas Leonor (Princesa de Asturias) y Sofía, pronto entró a analizar las "preocupaciones" del pueblo que desde hoy reina. Abordó la crisis económica, pero principalmente se centró en la amenaza de que la nación pueda romperse. Escuchándole, los presidentes autonómicos de País Vasco y Cataluña, que evitaron aplaudir, como tampoco lo hicieron varios parlamentarios nacionalistas. "Todo tiempo político tiene sus propio retos", destacó el Rey, que reconoció una "tarea inacabada" y la obligación de "revitalizar nuestras instituciones".
Aunque pueda parecer una obviedad, destacó especialmente el empeño que puso en la defensa de la monarquía parlamentaria como sistema político perfectamente democrático. Felipe VI abordó este asunto sin complejos, frente a quienes contraponen de forma maniquea monarquía y democracia, como si la única forma de Estado democrática fuese la república.
Don Felipe trasladó su "convicción personal de que la Monarquía Parlamentaria puede y debe seguir prestando un servicio fundamental a España". Así, puso en valor "la independencia de la Corona, su neutralidad política y su vocación integradora ante las diferentes opciones ideológicas" y dejó claro que "un Rey, en fin, ha de respetar también el principio de separación de poderes y, por tanto, cumplir las leyes aprobadas por las Cortes Generales, colaborar con el Gobierno de la Nación -a quien corresponde la dirección de la política nacional- y respetar en todo momento la independencia del Poder Judicial".
Una magistratura que debe llevarse a cabo un marco de "ejemplaridad" al que se comprometió ante los representantes del país. Una Corona que debe "buscar la cercanía con los ciudadanos, saber ganarse su aprecio, su respeto y su confianza, y para ello velar por la dignidad de la institución, preservar su prestigio y observar una conducta íntegra, honesta y transparente".
El desafío separatista
En todo caso, de las palabras de don Felipe se desprende que el Estado está en una encrucijada y necesita un revulsivo; y que la Casa Real va a estar ahí para apoyar al resto de Poderes en la renovación necesaria. Una España, radiografió, "en la que se pueden alcanzar acuerdos" entre las fuerzas políticas en pro "del interés general". Los españoles y sus preocupaciones han de ser "el eje" de las políticas para así "engrandecer" el Estado.
"Mentalidad abierta y espíritu solidario" para un reinado con grandes retos. Sus primeras palabras fueron un reconocimiento a don Juan Carlos y doña Sofía; ésta última -presente en el acto- largamente ovacionada por los representantes públicos. Pero fue un discurso claramente de futuro. Para don Felipe, "nunca" se deben romper "los puentes del entendimiento" dentro del propio país. "Quiero reafirmar mi fe en la unidad", quiso recalcar, recordando que la Corona es símbolo de la integración.
"Unidad que no es uniformidad", prosiguió, en el que fue su guiño más claro a la diversidad del país. A su juicio hay que proteger la "diversidad de los pueblos" que "nace" de una Historia "que nos engrandece" y hay que "fortalecer". Esa suma "tiene su mejor expresión en el concierto de las lenguas", un "patrimonio común" que refuerza según don Felipe "los puentes al diálogo".
El Rey abogó por la negociación, pero añadió: "en el respeto a la ley cabemos todos" porque dentro de ellas tienen espacio "todas las formas de sentirnos españoles". Cabe recordar que el Gobierno revisó el discurso más importante del ya Rey y le dio el visto bueno, según confirmaron fuentes de la Moncloa. La convivencia "la debemos revitalizar todos los días", y sentenció: "en la España unida y diversa cabemos todos, todas las formas de sentirse español, porque los sentimientos no deben nunca enfrentar o dividir sino respetar y convivir"
Reconocimiento a sus padres
Unos 25 minutos cargados de intensidad. El monarca manifestó la "profunda emoción" por "el honor que supone asumir la Corona". Y enfatizó su "mayor esperanza en el futuro de España. Una nación en la que creo, a la quiero y en la que confío". Tras ello, rindió dos homenajes a sus padres, seguidos ambos por el aplauso de la sede de la soberanía nacional. "Gratitud y respeto hacia mi padre, el rey Juan Carlos I. Un reinado excepcional", símbolo de "una generación de españoles que abrió el camino a la democracia, logro la reconciliación de los españoles, y reconocer a España en su pluralidad y darle su lugar en el mundo". Y a su madre, la reina Sofía, "por toda una vida de trabajo impecable al servicio de los españoles. Su dedicación y lealtad al rey Juan Carlos. Juntos se han entregado a España. Espero que podamos seguir contando muchos años con su experiencia y su cariño". Doña Elena, al lado de doña Sofía, no podía evitar emocionarse.
En un discurso pausado pero emocionado y solemne al tiempo, reafirmó su compromiso con la Constitución Española. "Y en esos mismos valores de libertad, solidaridad y tolerancia, la reina y yo educamos a nuestras hijas, la princesa de Asturias y la infanta Leonor. Puedo afirmar, y lo celebro, que comienza el reinado de un rey constitucional", aseveró. Y añadió que cumplirá con su obligación de "arbitrar" en el funcionamiento de las instituciones y "ser cauce entre todos los españoles". "Leal y dispuesto", siempre atendiendo a los intereses generales.
Don Felipe quiso insistir: este jueves se abre el tiempo de una monarquía renovada. Y el colofón llegó al intentar contagiar su entusiasmo y confianza a todos los españoles: "tenemos un gran país. Somos una gran nación. Creamos y confiemos en ello". Y citó a Miguel de Cervantes para un último deseo y gesto de humildad: "no es un hombre más que otro si no hace más que otro. Nada me honraría más que, con mi trabajo, los españoles se sintieran orgullosos de su nuevo Rey". Se despidió utilizando todas las lenguas del Estado.
El Himno sonó varias veces a lo largo de la histórica jornada. Tras la proclamación, compañías de todos los Ejércitos desfilaron ante los Reyes, la Princesa y la Infanta Sofía. A partir de entonces, llegó el recorrido por el centro de la capital, convertido en un mar de banderas españolas y en el que se sucedieron los vítores para los nuevos monarcas. Ya en el Palacio Real, la fotografía del balcón. Y dos besos para el recuerdo: el que reeditaron los ya Reyes y el no menos aplaudido de don Juan Carlos y doña Sofía.
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