Mariano Rajoy quiso transmitir tranquilidad ante los movimientos que vive el Partido Socialista, en el que ahora se apoya para que el relevo monárquico se produzca sin sobresaltos. En círculos populares se estaba transmitiendo la tesis de que la mejor opción para que el statu quo se mantenga era que Susana Díaz se hiciera con el control del socialismo; una teoría que este martes ha quedado descartada. "En el modelo de Estado lo normal es que los grandes partidos estén de acuerdo. Por fortuna, ahora lo estamos y, cuando tenga lugar el congreso del PSOE, estaremos en una situación similar", es el propósito hecho público por el jefe del Ejecutivo tras el paso atrás de la líder andaluza.
De nuevo, las palabras "estabilidad" y "tranquilidad" se escucharon en boca del presidente. El proceso iniciado, que a su juicio cuenta con el plácet ciudadano, recibió en su día el respaldo de Alfredo Pérez Rubalcaba, todavía secretario general del PSOE y que seguirá en su puesto hasta julio. Así se selló en el despacho secreto en Zarzuela el jueves previo al anuncio real. Una vez se vaya, don Felipe ya será Rey de España y después, entienden en el Ejecutivo, habrá tiempo para enfrentarse al nuevo escenario político.
La votación del miércoles en el Congreso
Así, yendo a lo inmediato, Rajoy se mostró convencido de que "una inmensa mayoría de diputados" votará a favor del decreto de la ley orgánica para la abdicación del Rey. "Lo deseo y lo creo", sentenció, al tiempo que se apoyó en las encuestas publicadas en los últimos días -algo, por cierto, muy raro en él- para opinar que también una "inmensa mayoría de los españoles está favor de las decisiones que se han adoptado". Esto es, la marcha de don Juan Carlos y la proclamación de su hijo.
"Por fortuna", prosiguió, el debate del miércoles en el Congreso se ha de enmarcar "en la normalidad". "Las Cortes cumpliremos esta obligación", insistió, no sin destacar que el aún monarca está llevando "muy bien" el proceso. Por supuesto, también sacó a colación en varias ocasiones la Constitución de 1978 y lo que de ella se desprende.
Hecho el análisis, y en presencia de Enrique Peña Nieto -el presidente de México, de visita oficial en Madrid y con el que compareció en los jardines de la Moncloa-, Rajoy rehusó entrar en el detalle de la situación interna del PSOE y de CiU a pesar de las preguntas de la prensa. Sobre el primer partido, se limitó a remachar la tesis de que la sucesión en la secretaría general "no tiene porqué afectar a las relaciones" ni generar una situación de inestabilidad. Sobre el segundo, puso en duda que Duran Lleida vaya a dejar el Congreso: "No tengo conocimiento de cuáles son sus verdaderas intenciones" pero "no tengo la sensación de que haya dejado de ser portavoz de CiU".