Ignacio González ha sido el protagonismo de un desayuno informativo que estaba destinado, hasta la convocatoria extraordinaria en Moncloa para anunciar la abdicación del Rey, a ser el acontecimiento político del día. El plantel de invitados estaba a la altura de la ocasión, empezando por la presentadora que ha sido la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, pero en la mesa presidencial –agrandada para la ocasión-, además, estaban el presidente del Congreso, Jesús Posada; la ministra de Trabajo, Fátima Báñez; el gobierno autonómico en pleno, diputados populares en la asamblea regional, alcaldes e incluso representantes de la oposición como el portavoz de IU, Gregorio Gordo, así como los líderes sindicales y patronales en la Comunidad de Madrid.
Tras una introducción halagadora pero con escaso contenido político de la vicepresidenta, Ignacio González ha emprendido un discurso largo en el que no ha ofrecido novedades significativos pero que le ha servido para presentarse, a él y al PP, como la "alternativa centrada y moderada" frente al "extremismo" de lo que ha denominado "una amalgama de partidos antisistema" con "movimientos que tienen en el chavismo y en el castrismo sus referentes", en clara alusión a Podemos.
Aunque ha insistido en que los resultados de las elecciones europeas no se pueden trasladar a otros comicios, González cree que tras ellas la única opción además del PP es "una ensalada de partidos, fundamentalmente en la izquierda" y con mucha fuerza "de las posiciones extremas".
"Este nuevo Podemos propone la revolución y la lucha armada –ha dicho el presidente de la CAM-, conviene oír lo que dice su líder, cosas como que hay que armar al pueblo porque el monopolio de la violencia no lo puede tener el Estado".