Una cosa es la contienda electoral y otra bien distinta las negociaciones para ganar más peso en las instituciones comunitarias. Al menos, así lo entienden en el Gobierno, donde creen que la ofensiva del PSOE contra Miguel Arias Cañete es fruto de una fotografía del momento que, esperan, se vaya diluyendo tras los comicios del domingo.
Si algo tienen claro en el Consejo de Ministros es que Mariano Rajoy sigue manteniendo intacta su confianza en Cañete, al que elogia cada vez que toma la palabra en esta campaña y da muestras de apoyo público. Esto es, tras las elecciones y a pesar del revuelo político por sus declaraciones sobre las mujeres, el presidente tratará de situarle al frente de una comisaría potente. Es parte del plan: así, Esteban González Pons se encargará de dirigir a los populares españoles en el Parlamento comunitario, si bien está por saber si mantendrá además el cargo de vicesecretario general del PP.
En Málaga, Rajoy fue un paso más allá en su defensa a Cañete, que estos días le acompaña en sus mítines. Ante un público entregado -más de 4.000 simpatizantes abarrotaron el polideportivo de la universidad-, se refirió de forma indirecta a la polémica, pero para darle la vuelta: "llevan toda la campaña hablando de él. Le tienen mucho miedo. Es el mejor", afirmó. Antes, el candidato no dudó en botar ante las peticiones del público.
El presidente, en la penúltima jornada de campaña, continuó con su estrategia de apostarlo todo a la economía. Sacó pecho de que en 2015 nuestro país crecerá más que Alemania, según las previsiones. Si bien, también apeló a los principios: "con el PP, España va a seguir siendo una nación unida, moderada y seria", proclamó. Y, por supuesto, trufó su intervención con golpes al PSOE y a los partidos pequeños. Para despedirse, sentenció: "a mí ya me han dicho de todo. Pero yo aguanto (...) a estas alturas de la vida, ¿qué más me van a decir? Mientras tenga el apoyo de mi partido y de millones y millones de españoles trataré de sacar a España del lodo".
El plan para Cañete
Sobre Cañete y la comisaría, el reparto de cromos se empezará a producir en junio, en un decisivo Consejo Europeo que se celebrará los días 26 y 27. En él, hechos los análisis sobre el 25-M, Rajoy trabajará la baza de que España está poco representada en los organismos de la UE, y que se merece más. Como aval, las reformas emprendidas y la recuperación económica, amén de que cree que las urnas le darán la victoria y podrá seguir mostrando en Bruselas músculo político.
En dicho momento, "ya no estaremos hablando de partidos sino de país, de España y de su influencia", resume un alto cargo gubernamental. Y el presidente espera que Alfredo Pérez Rubalcaba no haga daño para entonces con las acusaciones de machismo. En el tema de los nombramientos, arguyen, el entendimiento siempre ha existido, aunque en algunos círculos populares preocupa el hecho de que Elena Valenciano haya buscado que líderes europeos se involucren en su campaña.
En una reciente entrevista en televisión, González Pons llamó al orden a Valenciano y llegó a sacar a colación el caso de Joaquín Almunia, que ha continuado en su puesto como comisario tras la llegada de Rajoy a la Moncloa. "Y eso que no ha ayudado a España en nada", se quejaban fuentes del Ejecutivo. Pese a ello, el hoy presidente "respetó" el cargo puesto en su día por José Luis Rodríguez Zapatero. Como también ha mantenido una gran prudencia a la hora de valorar la situación de Magdalena Álvarez en el Banco Europeo de Inversión (BEI), aunque maniobra para que sea destituida en junio con el plácet del propio Rubalcaba.
"Lealtad", es la palabra que utilizan en la Moncloa. Y, al menos de momento y pese al ruido político y mediático, aseguran las fuentes consultadas que las alarmas no se han encendido. "Estamos en campaña y en campaña todo cambia", exponen. Además, rebajan la idea de que el socialismo europeo haya hecho suya la acusación de Valenciano: todo lo limitan a unos cuantos tuits. Los gobiernos "están quedando al margen".
Así, cuando Rajoy descuelgue el teléfono para abordar con Angela Merkel la nueva estructura de poder europea tendrá en mente a Cañete. En el congreso del PPE de Dublín, el presidente ordenó a su delegaciónque votaran al hombre de la canciller alemana, Jean Claude Juncker, como candidato a la comisión. Y eso que prefería a Michel Barnier. De esta forma, empezaba una negociación que tendrá que ir a más tras el 25-M, cuando el Ejecutivo buscará más influencia sin que el PSOE saque el pie del tiesto. A finales de verano, se empezarán a formalizar los nuevos nombramientos.