La candidata socialista , Elena Valenciano, lleva días preparando a conciencia el cara a cara con su contrincante Miguel Arias Cañete. Rodeada de papeles, y "en permanente contacto telefónico con Óscar López, hoy trabaja "desde casa, acompañada por sus hijos que están en Madrid".
"Está muy tranquila", explican fuentes de la dirección federal a Libertad Digital. LLeva días trabajando intensamente con el número tres del PSOE, Óscar López, los portavoces económicos, Valeriano Gómez e Inmaculada Rodríguez Piñero, la de Igualdad, Purificación Causapié, varios miembros de la Ejecutiva y eurodiputados como Enrique Guerrero, veterano en las reformas comunitarias.
"Está muy preparada", dicen estas fuentes que relatan que "no hay ningún temor" al quinto bloque propuesto por el PP, el de Políticas sectoriales de la UE, concretamente Agricultura y Pesca, dominio de Cañete. "Es el bloque que más se ha preparado", dicen aferrándose a las negociaciones de la Política Agraria Común (PAC) cuyos fondos para España "fueron mucho menores de los esperados. No es de lo que más orgulloso puede estar Cañete".
Más allá de los cinco bloques previstos, Valenciano pretende mandar tres mensajes fundamentales. El primero, la importancia de estas elecciones europeas; segundo, explicar el proyecto socialista como alternativa al Gobierno de la derecha que ha gobernado en Europa y transmitir que "otra forma de hacerlo es posible"; y tercero y más importante, plantear los comicios del 25-M como un plebiscito contra Mariano Rajoy, que sirvan para decirle NO a los recortes del PP.
Pero lejos del fondo del debate electoral, los socialistas confían más en la forma. No temen el tono campechano de Cañete, al contrario. Confían en que salga a relucir el "Cañete soberbio y sobrado". Un "tío trasnochado y retrógrado, especialmente con las mujeres, lo que supone "un riesgo" enorme para el partido socialista porque "se le pueden ir las formas". Más aún a sabiendas de que "acuden arrastrados al debate; ellos no querían un debate", interpreta Ferraz.
La única duda que a estas horas se plantea en el aspecto formal es cómo irá vestida Valenciano pues ésta vez no tiene cabida la eterna duda de los debates electorales: el color de la corbata, si roja o azul. De momento, Ferraz guarda el secreto.