Mariano Rajoy evitó sumarse a la escalada de tensión. En la sede de la soberanía nacional, volvió a marcar las líneas rojas, pero lo hizo sin ningún tipo de estridencias. "El referéndum no se puede celebrar" y si alguien quiere cambiar el marco legal "que proponga que se cambie", argumentó. Y reiteró las consecuencias de la ruptura: "No quiero una Cataluña empobrecida ni fuera de la UE", resumió. "Nadie se lo merece y ni tan siquiera usted", le espetó a Alfred Bosch, el representante de ERC.
En el Ejecutivo preocupa que Artur Mas haya abierto la puerta a una declaración unilateral de independencia. "Sabe que está en un callejón sin salida y cada vez se acerca más al precipicio", admite un miembro del gabinete. Si bien, el presidente y su equipo siguen creyendo que no dará el paso y, posicionado el Tribunal Constitucional sobre la ilegalidad de la consulta, se presentará como víctima y convocará elecciones. Aunque "lo cierto es que todo tiene muy mala pinta y por culpa de una de las partes", recalcó el citado ministro.
El "siniestro placer" de Rajoy
En este contexto, ERC llevó a las Cortes sus pretensiones separatistas. "Cumpla con el BOE, con la ley, con su palabra y ponga en verde el semáforo de la democracia, verde que te quiero verde", dijo Bosch a Rajoy. El jefe del Ejecutivo le replicó que la potestad de decidir sobre España la tienen todos los españoles, y él se la devolvió: "Proponga usted esa votación de todos los españoles. Queremos la independencia. Haga esa propuesta, que no lo hace".
Bosh habló del "siniestro placer" de Rajoy. "Siempre con el semáforo en rojo", lamentó. "Votar no puede ser ilegal", insistió, sacando a colación unas palabras del jefe de gabinete: "El voto es lo mejor que tenemos para decidir el futuro colectivo". Y aún se jactó: "Usted tiene sus días inspirados".
"Pretende situarse por encima de la Constitución y de la ley y ése sí es el semáforo en rojo", afirmó el presidente, sin levantar en ningún caso la voz. Rajoy recordó que "sin ley no hay democracia" y que cualquier formación con representación en el Congreso puede plantear modificaciones. "Puede pensar lo que quiera, yo también, pero todos estamos obligados a cumplir la ley", zanjó.
Dicho esto, Rajoy dio su opinión, centrada en los vínculos que une a los catalanes con el resto de españoles. "Quiero que todos formemos parte de la misma nación, como hace siglos", destacó, no sin poner encima de la mesa un "autogobierno que no tiene parangón" y "la memoria y patrimonio común". "Yo no quiero una Cataluña empobrecida, ni fuera de la UE, el euro, la ONU o los tratados", remató.
El presidente en ningún caso comparó Cataluña con Crimea, como ha hecho levantando una enorme polvareda José Manuel García Margallo, su ministro de Exteriores. Las fuentes consultadas insistieron en que Rajoy "bajo ningún concepto" permitirá la consulta, pero que no quiere echar más leña al fuego. "Quien ha perdido los papeles es Mas. Nosotros estamos donde siempre".