El congreso de Sevilla deja un desgarro visible en el PP andaluz
Pese a la escenificación de la unidad y la votación búlgara, el cónclave deja un importante desgarro en el partido.
No es sólo que el congreso del PP andaluz haya sido en Sevilla, sino que el PP de Sevilla ha salido maltrecho y herido del proceso de sucesión de Javier Arenas, aplazado casi dos años cuando debió hacerse de manera inmediata. Por ello, este congreso pasará a la historia del PP andaluz como el congreso de Sevilla.
En sus sesiones, el PP de Sevilla -Juan Ignacio Zoido es alcalde de Sevilla y José Luis Sanz fue presidente del PP de Sevilla-, ha sido superado por el PP de las demás provincias, por las de Málaga, sobre todo, y Huelva. Pero el problema es que es en Sevilla donde el PP necesita ganar las elecciones para ganar en toda Andalucía y de ahí deviene la pregunta: ¿Cómo piensa el nuevo líder, "el elegido", según la comentada expresión de Zoido, suturar una herida, profunda herida, que se ha causado en el costado del PP sevillano que siempre estuvo tras Javier Arenas? ¿Qué van a hacer con cuadros orgánicos que han dedicado su vida al PP de Sevilla y que ahora, a los cuarenta y muchos años, acaban de descubrir que el futuro ya no es lo que era y que el cuento puede haberse acabado?
Lo decía un dirigente de toda la vida del PP de Sevilla en los pasillos del Congreso: "¿Y qué vamos a hacer ahora, cuando ya no tenemos futuro político de altura alguno?". Pues Juan Manuel Moreno, malagueño, que ha elegido a un portavoz malagueño, Elías Bendodo, a una secretaria general de Valverde del Camino (Huelva) y a una generación de boy-scouts populares sin experiencia acrisolada, tiene la palabra.
Por una parte, tiene que abrir el partido a otras provincias, como es natural, pero tiene que superar lo que Arenas hizo: ganar en Andalucía sin ganar en Sevilla y eso parece bien difícil con el cartel de damnificados que pende colgando de este congreso.
José Luis Sanz, quizá el más perjudicado por el defecto Cospedal -llamado a ser histórico porque simboliza el más grande error de cálculo jamás contado-, fue homenajeado el domingo públicamente por Zoido, quizá el principal causante de su desgracia por haber blandido su nombre varias veces contra las señales de humo procedentes de la superioridad. Sanz tiene un gran peso en Sevilla, hasta Rajoy le mencionó en su discurso, conocedor del suplicio innecesario infligido al alcalde de Tomares.
Al PP de Sevilla la han dado un mandoble que lo ha dejado grogui en este Congreso, pero la vida es larga. Si el PP andaluz, suma en vez de restar, la cosa irá bien. Pero el tajo es hondo y puede infectarse. Más que hondo. El desgarro ha sido visible para todos los asistentes porque a la disciplinada y gélida presencia de María Dolores Cospedal el sábado en el anexo del Palacio de Congresos de Sevilla siguió en la mañana del domingo la triunfal presencia del gobierno, Mariano Rajoy a la cabeza, seguido de Soraya Sáez de Santamaría, Montoro, Soria, Arias Cañete, Báñez, Pastor, Mato y Moragas -que no es pero es- en apoyo de Juanma Moreno. Casi un pleno del Consejo de Ministros. A buen entendedor con pocas palabras basta.
Los que hemos visto crecer al PP andaluz, de ser un retaco político acomplejado y acosado desde el régimen socialista a ser un partido alternativa de cambio político y social ahora liderado por un nieto de jornalero e hijo de inmigrantes, sabemos que esta realidad, labrada por Javier Arenas por mal que le pese a algunos, tiene muchos defectos pero es un tesoro político para el PP nacional.
Nadie en su sano juicio la pondrá en riesgo, porque si alguien quiere ser presidente del PP nacional, como Mariano Rajoy lo quiso o el próximo que lo quiera, tendrá que contar con esta realidad contundente. Como ha dicho Rajoy, Andalucía es la tierra de España que más españoles tiene y el PP andaluz es el PP que más compromisarios aporta a un congreso nacional.
Andalucía, que pesa sobremanera tanto en el PSOE como en el PP, espera pesar lo que debe en la España común y constitucional y dejar de ser la última o la penúltima región de España en todo o casi todo. Pero para eso el PP ha de gobernar Andalucía, ya que el PSOE tras 32 años de gobierno no lo ha logrado, y para gobernar Andalucía, primero hay que cerrar las heridas del congreso de Sevilla. Contra el PP de Sevilla, el problema no tendrá solución.
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