El presidente dedicó su tiempo a replicar a la ofensiva separatista. Lo hizo para reiterar sus líneas rojas a pesar de mantener una puerta abierta al diálogo. Nada de lo dicho es nuevo, pero cobra solemnidad en la sede de la soberanía nacional, y en el debate parlamentario más importante del año. "Nadie unilateralmente puede privar al conjunto del pueblo español de su derecho a decidir su futuro. Ni el Gobierno, ni ningún poder del Estado, ni siquiera esta cámara", aseguró Mariano Rajoy, que dijo la consulta "no se puede celebrar".
Fue uno de los momentos más aplaudidos por la bancada popular. Bajo el epígrafe de "Defensa de la Constitución", el jefe del Ejecutivo resumió su posición con tres titulares:
- España es un Estado de Derecho donde quien nos gobierna a todos es la ley.
- A este Gobierno le preocupa, y mucho, la suerte de todas las personas que viven en Cataluña y le preocupa, y mucho, que arriesgue su bienestar y su futuro.
- Los españoles no hemos conocido otra condición que la unidad, y ni queremos ni nos convienen quebrarla.
Rajoy recordó su obligación: "Cumplir la ley y hacerla cumplir", y acotó las negociaciones con Artur Mas -al que, por supuesto, no citó- al marco de la Constitución. "No se asegura el futuro de los catalanes ni su bienestar ni su convivencia derribando la ley, corriendo aventuras, sembrando incertidumbres, ni maquillando la gravedad de las consecuencias", dijo con tono serio Rajoy.
Con la advertencia, también un gesto de proximidad con los catalanes: "Soy el primer comprometido con que las cosas vayan bien en Cataluña, y voy a pelear por los catalanes, por su progreso y por su bienestar, como he hecho a lo largo del tiempo que llevo en el gobierno". Pero, dicho lo cual, hizo de profesor de historia: "No nos hemos inventado la unidad esta semana. Los españoles formamos parte de la misma nación desde hace siglos, durante los cuales hemos compartido la misma historia, las mismas fortunas y las mismas calamidades, mezclando nuestras sangres y cruzando nuestras familias".
"Recuerdo que la Constitución puede ser reformada", dijo en otro momento de su intervención. Subrayó, en cualquier caso, que eso habría que hacerlo dentro de los "cauces" establecidos por la ley.
Para el presidente, "juntos estamos mejor". Los países más adelantados optan "por la unidad" y con ella llega la "prosperidad". "Por eso queremos un país unido, para honrar nuestra historia y para garantizar nuestro futuro", proclamó recibiendo el aplauso de los suyos. Y aún remató: "España es la mejor plataforma para construir un futuro de oportunidades para todos".
La respuesta a Duran
Rajoy no se movió de su tesis en el debate con Duran Lleida, aunque fue algo más enérgico si cabe. Partiendo de la base de que "una consulta independentista no se puede celebrar ni en Cataluña ni en ningún lugar de España", aseguró que siempre estará dispuesto a la negociación en el marco de la ley. "El presidente de la Generalitat sabe de mi disposición, con él y con todos. Le he dicho que el diálogo en mi caso no tiene fecha de caducidad", precisó. Pero, a renglón seguido, afirmó una y otra vez que no hablará sobre "decisiones que le corresponden al pueblo español en exclusiva".
"¿Por qué se arrogan algunos la capacidad de decidir sobre quién tiene derecho a decidir?", le replicó al portavoz de CiU, que le acusó de inmovilismo. El presidente se mostró molesto: "Me parece enormemente injusto", dijo, para recordar que "el problema lo han creado otros". Si el diálogo es para “reconducir esta dolorosa situación”, entonces se mostró a favor. “Desde la lealtad y el respeto”, pero no para romper España.
El jefe del Ejecutivo recordó que Artur Mas le amenazó en septiembre de 2012 con "consecuencias" si no aceptaba un pacto fiscal ventajoso para Cataluña. "¿Qué haría usted?", le espetó. También recalcó que se enteró de la consulta "por el periódico" e insistió en que no entrará en el juego de quienes pretender tomar decisiones de forma unilateral.