Ya en el verano de 2007, después de que las elecciones autonómicas de 2007 dibujaran un complicado panorama parlamentario en Navarra, el PSOE se planteo un pacto con los nacionalistas de Nafarroa Bai –una coalición compuesta por el PNV, Aralar y otras fuerzas que promueven la anexión de Navarra al País Vasco.
La operación incluía también los dos diputados que en aquel momento obtuvo IU en el parlamento foral, con ellos la suma de las tres fuerzas alcanzaba la mayoría absoluta al sumar 26 de los 50 escaños de la cámara. Del otro lado, UPN –entonces todavía coaligada con el PP- y CDN sumaban 24 diputados.
El pacto contaba con un apoyo más bien entusiasmando de los socialistas navarros, pero fue frenado en Madrid: el entonces todopoderoso secretario de Organización del PSOE, José Blanco, explicó que el pacto habría sido "incierto, frágil y quizá efímero".
Lo cierto es que la principal razón para evitar el pacto fue menos difusa: la preocupación de los socialistas por el impacto que pudiera tener la alianza en el resto de España en las elecciones generales de 2008, para las que quedaba apenas medio año.