Hasta no hace mucho estaban en sus filas políticas y eran admirados por ser símbolos de la lucha contra ETA. Pero empezaron a dudar primero de la política antiterrorista y después de la respuesta contra la amenaza separatista. Se marchó José Antonio Ortega Lara y, a finales del año pasado, también Santiago Abascal. Hoy, el Partido Popular tiene enfrente a quienes "eran de los nuestros" y calibra hasta que punto Vox puede hacerle daño electoralmente.
Oficialmente, la dirección nacional ha hecho del silencio su mejor aliado. Sólo Alfonso Alonso, otrora compañero de Abascal en el PP vasco, se pronunció para defender a la suya "como la mejor opción política". Portavoces habituales escurrieron el bulto e hicieron como si la preocupación fuera tan poca que no es necesario ni tan siquiera ocuparse de la creación de las nuevas siglas. "No tendrá consecuencias", argumentaron.
En los cuadros nobles de la formación quieren creer que Ortega y Abascal sólo arrancarán un puñado de votos, pero no suficientes para hacer saltar las alarmas. "No llenaron la plaza República Dominicana", apuntó un alto cargo, en relación a la última protesta de víctimas en la que se escucharon duras palabras contra el Gobierno. "Me parece muy bien que si no coinciden con los ideales, los idearios o los programas que tienen el resto de los partidos creen el suyo propio", respondió Alonso en una breve declaración el lunes.
Los estrategas de Génova creen que Vox sólo puede restar votos por la lucha contra ETA y la política territorial, y por eso preparan una convención nacional -que se celebrará en Valladolid a finales de mes- con un importante componente ideológico. El mismo día que se anunciaba el nuevo partido, el PP desvelaba que "España, una gran nación" será una de las ponencias del cónclave, dirigida por el mediático Esteba González Pons. Los pilares básicos: "La unidad, la defensa de la Constitución y la vigencia de sus valores". También se estudia un homenaje a las víctimas del terrorismo.
La última escisión del PP y creación de otro partido, rememoran internamente, data de 1996 cuando se marchó Juan Ramón Calero, portavoz del Grupo, anterior a Rodrigo Rato. "Le votaron sus amigos", hacen memoria. El análisis más repetido es que "hacer un partido es muy difícil" y los creadores de Vox "no son lo suficientemente conocidos" más allá de en el País Vasco y "en algunas zonas" de Madrid.
Botella: "Admiración" hacia Ortega Lara
Precisamente, es en el PP de Madrid donde, lejos del mutismo oficial, han llamado a la reflexión. Miembros de la cúpula recuerdan que cuando Génova no consideraba a UPyD un problema, el partido de Rosa Díez les hacía un roto en la capital. Y temen que con Vox pueda pasar algo parecido, aunque en menor cuantía de votos
"Me preocupa que pueda provocar que alguien tenga alguna duda a cerca de lo que es el discurso y las políticas tradicionales del PP", afirmó Ignacio González a preguntas de los periodistas. "Hay que reflexionar", emplazó a los suyos, y "reforzar todavía más las políticas y la señas de identidad" del partido. Ana Botella se quedó con la "admiración" que profesa a Ortega Lara, y añadió: "Lamento sinceramente que haya creado otro partido político".
Fue precisamente Botella, en una conferencia en el club Siglo XXI puesta en cuarentena por la dirección nacional, quien alertó de una fragmentación en el seno del PP que ya es una realidad, y que podría sumar otra salida; la de Alejo Vidal Quadras. Esta opción la dan casi por descontada en Génova: "Desde luego, no irá en las listas electorales", destacan al más alto nivel.
Rajoy sigue sin elegir candidato a la UE
Así, a la espera de la presentación oficial, prácticamente no se habla de otra cosa en el PP, aunque se quiera dar la impresión de todo lo contrario. Y, por supuesto, también se sacan lecturas internas. Mientras desde Washington Mariano Rajoy volvió a repetir que no tiene prisa por elegir el cabeza de cartel, en Madrid creen que Vox ayuda a las aspiraciones de Jaime Mayor Oreja para volver a ser candidato. Varios diputados coinciden: "La coyuntura le viene como anillo al dedo".
Es una teoría extendida que la candidatura del exministro del Interior acerca al PP a su base electoral, descontenta por los últimos giros en materia de terrorismo. Pero el presidente aún no desvela sus cartas, y durante el retiro de Toledo no tuvo ningún gesto con Mayor Oreja. "Si quiere evitar la fuga de votos, él es el mejor candidato. De nuevo, le ayudan las circunstancias, pero con Mariano nunca se sabe", es el resumen de un parlamentario próximo al presidente.