No por clara y repetida, la petición del presidente está siendo acatada por su partido. El Grupo Popular sigue siendo un hervidero por el proyecto de la ley del aborto y en lo único que coinciden prácticamente todos es que ahora toca "dialogar" y que pase el tiempo y la cosa se enfríe. "Mejor no te doy mi opinión, me vayan a regañar", se escurría una diputada popular, que dejaba entrever su malestar por el texto.
Alfonso Alonso mantuvo una reunión con los portavoces de área y presidentes de comisiones de su grupo y nadie levantó la mano para abordar la espinosa cuestión. El debate se da en los pasillos, aunque no se teme una insurrección disciplinaria. Antes de entrar, el portavoz avanzó cambios en el anteproyecto en tanto en cuanto "hay que someterlo a informes" y tiene que pasar por las Cortes. "Luego ya veremos cómo acaba el proyecto", contestó a los periodistas. Esto es, todo está abierto, aunque nadie se atreve a avanzar hasta qué punto llegará la rectificación -según Justicia, se mantendrá "la esencia"-.
El sector católico del partido, amplio pero silente, advierte que sería "un retroceso" acabar con los dos supuestos para añadir un tercero, como sugieren algunos. Pero lo dicen en privado: "Soy médico, y el anteproyecto me parece fantástico", en voz de un diputado. En el Comité Ejecutivo, en el que Mariano Rajoy ordenó hablar de economía sin mucho resultado, nadie apoyó expresamente a Alberto Ruiz Gallardón y su texto, más allá de las reflexiones a favor de la vida de Luisa Fernanda Rudi o la petición de apagar el incendio de Pedro Sanz.
Mientras, se reproducen las voces que apelan al diálogo. Beatriz Rodríguez Salmones, histórica del PP, se quejó de no conocer aún el anteproyecto pero, en todo caso, consideró que "se pueden mejorar cosas". Y de ahí que instara al diálogo. El propio Alonso es de esta tesis. La réplica la ofreció Vicente Martínez Pujalte, que tiró de programa electoral para recordar que "la protección del no nacido y el derecho a vivir me parecen adecuados". "El que tiene derecho a heredar también tendrá algún derecho a la vida", argumentó ya en conversación informal.
No habrá libertad de voto
El presidente defendió ante la cúpula del PP el proyecto por "equilibrado", pero prometió un marco de negociaciones. Algo, en todo caso, que ni mucho menos significa libertad de voto, como le reclamó Celia Villalobos. En este punto, Alonso rechazó el debate: "Todos los diputados votamos libremente y estamos comprometidos" con el partido. En otras palabras, no hay visos de cambios.
"Celia nunca ha tenido ningún problema para votar", destacó el portavoz. De hecho, en varias ocasiones ha sido sancionada y después premiada, ni más ni menos que con la vicepresidencia de la Cámara Baja. "Le está haciendo el juego al PSOE, ella sabrá. Ahora, dar siempre el cante no es bueno para el partido", le recriminó una colega del partido, en todo caso reticente al texto de Gallardón.
La dirección en este extremo está tranquila. Como prueba: nadie osó tomar la palabra en la reunión de este jueves. El grupo, aunque con división de opinión, es compacto a la hora de votar y no se esperan fricciones. "Votaremos todos juntos, como siempre", avanzan. "La única, Villalobos", opinan. De hecho, quienes sin cámaras critican el texto admiten a renglón sentido que no se saltarán la disciplina de partido.