La decisión era esperada, pero preocupa. Ya a finales de año, el Gobierno trabajaba con el escenario de la imputación y admitía en privado documentación sensible. No obstante, hizo todo lo que pudo para evitar que el juez José Castro diera el paso y lo publicitó para que no quedaran dudas. En esto, el magistrado está sólo: ni la Fiscalía ni el Abogado del Estado le apoyan, y las fuentes consultadas avanzan pasos para evitar su propósito mediante un recurso ante la Audiencia Provincial.
Para el Ejecutivo, la infanta Cristina supone un problema grave en tanto en cuanto daña la imagen de la Corona; una institución con cada vez menos apoyo ciudadano, según las encuestas. Antes de la imputación, pero cuando ya se daba por hecha, la consigna seguía siendo la de salvar a la hija del rey. Una máxima que se mantiene, a pesar de las acusaciones del magistrado. "La opinión no ha cambiado", sostiene un alto cargo gubernamental.
Oficialmente, el Gobierno guarda silencio y se limita a señalar la respuesta de Zarzuela. Esto es, "respeto" al auto sin más comentarios, a diferencia de la "sorpresa" comentada tras la primera imputación. Desde el partido que le sustenta, se insiste en no comentar las decisiones judiciales.
La preocupación, en todo caso, va en aumento. En los círculos de poder temen que no baste con que doña Cristina ya no forme parte del "núcleo duro" de la familia real. La posibilidad de que pierda sus privilegios como infanta de España no se contempla oficialmente. "No nos lo hemos planteado y no vemos motivos para que se pueda plantear ahora", rechazó Alfonso Alonso -portavoz del Grupo Popular y próximo a la vicepresidenta- un día después de que la Agencia Tributaria contabilizara en 436.700 los euros públicos desviados a su palacete de Pedralbes.
Urdangarín: caerá "todo" el peso de la ley
Las cautelas que se toman con doña Cristina se diluyen con su marido. "Caerá sobre él todo el peso de la ley", asegura el Gobierno. No descartan pena de cárcel y, en todo caso, desde la Moncloa no se hará ningún movimiento para evitarlo. En un primer momento, esperaban que la imagen de un Iñaki Urdangarín condenado sería lo suficientemente potente y que su mujer saldría indemne, pero ahora se pone en duda.
El Gobierno no quiere una fotografía de la infanta yendo a declarar. Cree que daña a la institución, y con ello al rey y al heredero. Fiscalía y Abogacía del Estado afirman que no existen indicios suficientes y que el daño es muy grande, por lo que recurrirán. Pero Mariano Rajoy sabía en voz de su ministro del ramo, Alberto Ruiz Gallardón, que Castro estaba decidido a imputarla, como finalmente ha ocurrido. Este diario lo avanzó el pasado mes de noviembre.
El juez imputa "a pesar de tener a todo el mundo en contra", destacan en privado tanto el Gobierno y el PP. De nuevo, la Audiencia Provincial tendrá que mojarse. La primera vez, no vio razones para la imputación. En caso de que ahora cambie de opinión, las fuentes consultadas destacan que a la infanta únicamente "se le toma declaración" y después el juez tendrá que decidir si mantiene la imputación. En todo caso, para el Ejecutivo "no ha cambiado nada" y el juez se equivoca. "No hay" motivos.
Preocupación por la salud del rey
Para rematar, la imagen de un rey que balbuceó en la Pascua Militar ha hecho saltar las alarmas. Fue lo más comentado en los corrillos del acto. "A veces, parece que creemos que los españoles son tontos. Les decimos que el rey está fenomenal, y luego le ven como una persona mayor que apenas puede hablar. Esto alimenta todo tipo de especulaciones", en opinión de un alto cargo del PP. Es "un problema de Estado", se acepta sin cámaras, a la par que se reconocen las cualidades de don Felipe.
¿Abdicación? En principio, no se contempla. De hecho, Zarzuela espera que don Juan Carlos pueda viajar al extranjero para fortalecer la imagen del país. Pero la fotografía del lunes fue muy dura, confiesa el Gobierno. Rajoy no tiene intención de hacer ningún movimiento, al menos de momento. El príncipe tendrá que esperar. Más aún tras la imputación de la infanta. El presidente suele decir que no es bueno tomar decisiones "en caliente".