El presidente cree que se merece, al menos, un aprobado por parte de los españoles. "El plan que diseñamos para evitar el hundimiento, el rescate, se ha ido cumpliendo a lo largo del año", defendió en su comparecencia para hacer balance. Un 2013 en el que la economía ya no lo es todo. A su juicio, sigue siendo el principal problema de la nación, pero no el único. "Le doy importancia a Cataluña", admitió Mariano Rajoy, que le dejó un hueco -aunque breve- en su intervención inicial para "reiterar" que no permitirá la consulta.
En 2014, el Gobierno intentará vender el inicio de la recuperación económica. "Los hechos nos dan la razón", declaró. De forma solemne, el presidente prometió que habrá menos parados en España que en el año anterior y una mejora palpable de la vida de los españoles. Pero a estas alturas Rajoy sabe que la amenaza separatista ocupará gran parte del debate mediático y público. Y de ahí que no esperara al turno de preguntas: "La consulta es contraria a la Constitución y no puede celebrarse", zanjó de primeras.
Existe riesgo real de "fractura social" y culpa a Artur Mas de llevar a los catalanes a un callejón sin salida. Aunque se niega a hablar de "hostilidad", el presidente observa con preocupación la división entre los ciudadanos de esta comunidad; en línea, por cierto, con José María Aznar y un amplio sector de su formación. "Por eso les digo que trabajaré sin descanso" por el vigente "modelo de convivencia".
No hay fecha para su despacho con el líder catalán. Mas no ha cursado la petición y él no tiene ninguna gana porque opina que todo está ya dicho. Si bien, desde Moncloa se desliza que si Mas quiere habrá reunión, aunque pretenden que sea pública para evitar malentendidos. Rajoy dice "sí a muchas cosas", pero "no" a la consulta. "Sí" a seguir ayudando económicamente a la Generalidad, al pago a proveedores y "a hablar con todo el mundo". En su mente: "Los problemas reales" de los ciudadanos.
"Lo que no se le puede pedir al presidente es hacer cosas que no puede hacer como disponer de la soberanía nacional, que es de todos los españoles", argumentó. De nuevo, no hubo palabras altisonantes pero sí contundencia en el fondo, según sus ministros. "Estoy donde siempre he estado, pensando lo que siempre he pensando y diciendo las cosas que siempre decía", resumió. "Y lo sabe quien abre un camino sabiendo mi respuesta. Yo estoy donde siempre", recalcó, dejando en evidencia a Mas.
Vigencia de la Constitución
De las palabras de Rajoy no se puede desprender una negociación activa para reformar la Constitución. A pesar del discurso del Rey, que elogió públicamente, y de la petición de Alfredo Pérez Rubalcaba -con quien mantiene una interlocución fluida-. Para el jefe del Ejecutivo, la Carta Magna sigue teniendo "vigencia" aunque esté dispuesto a sentarse a hablar, siempre desde la base del consenso. Le preguntaron si se le ha pasado por la cabeza celebrar un referéndum en toda España: "No", respondió. "Ni es la prioridad ni tiene ningún sentido. Lo que sí que digo es que lo que sea lo tienen que decidir todos los españoles", porque "de la soberanía no dispongo yo, ni mi partido, ni mi Gobierno y eso ya se sabía".
De cara al futuro, a un 2014 en el que se prevé de enorme tensión, Rajoy rechazó "falsas expectativas o decir a la gente cosas que no son". Esto es, impedirá las urnas si la Generalidad sigue adelante; cosa que duda. "Yo, como español, me siento muy orgulloso de mis compatriotas catalanes", llegó a afirmar.
2014, el año de la recuperación
Dos años de Gobierno y Rajoy se ve fuerte. Incluso sacó pecho de la renovación de los órganos judiciales "en tiempo y forma", aunque haya supuesto un incumplimiento de su programa electoral. Atrás quedaron los días en los que tenía que dejar claro de que no piensa dimitir. Sólo recibió una pregunta sobre Luis Bárcenas. El presidente se mostró socarrón y distendido en su única comparecencia en Madrid, sin límite de preguntas, de todo el 2013. Aunque Cataluña le ocupa y preocupa, entiende que los españoles le premiarán por su hoja de ruta económica.
"Quiero hacer un reconocimiento expreso a la actitud de todos los españoles en un año que ha sido difícil", arrancó su intervención. Pero "se empiezan a ver los resultados de tanto esfuerzo", añadió. "2014 será el año del inicio de la recuperación", ofreció como titular. "No podemos relajarnos, sería echar a perder el esfuerzo realizado", pero Rajoy se mostró optimista.
Refrescó la memoria: sin los mecanismos de liquidez habría comunidades y ayuntamientos que hoy estarían "en quiebra". Pero España camina, y proclama que es con paso seguro. También en materia de empleo: "Habrá menos personas en paro y más trabajando y cotizando a la Seguridad Social", auguró. Un "fundado derecho a la esperanza sin riesgo a faltar a la verdad", según sus propias palabras.
Ni una mención a las víctimas
Su comparecencia duró cerca de una hora y no hizo ninguna mención a las víctimas del terrorismo. A diferencia de don Juan Carlos, el jefe del Gobierno evitó abordar la cuestión tras un año también marcado por el fin de la doctrina Parot. Tampoco recibió ninguna pregunta al respecto. En cambio, sí tuvo que pronunciarse sobre la reforma del aborto, que defendió sin mojarse en exceso. "No he dedicado ni un minuto a pensar en el asunto", esquivó en relación al candidato a las elecciones europeas, aunque no descartó que pueda ser un ministro -en la mente de todos, Miguel Arias Cañete-.
Rajoy se marchó de la sala Tapices de la Moncloa -la reservada a los grandes acontecimientos- con la convicción de un futuro mejor. Y de ahí que su rostro apenas delatara preocupación, a pesar de la cuestión catalana, el paro o la salida de más miembros de ETA o delincuentes a la calle. Se le vio cómodo; como si no hubiera pregunta que le fuera a estropear su balance. Citó la reforma fiscal y anunció una subida de la luz del 2,3% en enero, pero sin dar muchos detalles. "Lo peor ha quedado atrás, pero nos queda mucho camino para llegar a la meta. No vamos a desfallecer ahora que empezamos a recoger los frutos. Al Gobierno no le faltará el ánimo y estoy seguro de que a los españoles tampoco", se despidió, tras presidir el último Consejo de Ministros del año.