Mariano Rajoy era el último en llegar al Consejo Europeo. Los periodistas españoles esperaban que se detuviera para hacer una breve declaración, toda vez había pasado de largo en la reunión del PPE -algo completamente inusual y que coincide con la enorme polémica generada por el anuncio de una nueva subida de la luz-.
El jefe del Ejecutivo y todo su séquito hacían su entrada a pie. Normalmente, Rajoy evita el vehículo oficial porque su hotel está muy próximo al edificio del Consejo y es conocida su afición por andar -cada mañana, 7 kilómetros con la cinta-. Prácticamente no miró a los informadores mientras estos lanzaban sus preguntas sin obtener respuesta. Volvió a no atenderles.
Ya en el interior del Justus Lipsius -así se llama el edificio- ocurría la bochornosa escena. Un miembro de seguridad paraba a Rajoy y le pedía la identificación por la puede acceder por la puerta VIP; aquella reservada a los jefes de Estado y de Gobierno y su comitiva. El presidente, impactado, se detuvo mientras que su equipo recrimina a quién le ha dado el alto: "The Spanish president!", exclamaron.
La imagen fue recogida por todos los medios de comunicación, que hacían la tradicional "tour table". Junto al presidente se encontraban sus habituales en la cita europea: el embajador ante la UE, Alfonso Dastis; el secretario de Estado para la UE, Iñigo Méndez de Vigo; el jefe de la Oficina Económica, Álvaro Nadal; y la secretaria de Estado de Comunicación, Carmen Martínez Castro, entre otros.
Poco después, la Secretaría General del Consejo pidió excusas por lo ocurrido al embajador español ante la UE por la actitud del guardia de serguridad-
Tras el incidente, Rajoy accedió a la sala de reuniones, en la que ya estaban el resto de sus homólogos. Debido al retraso, el mandatario español no estuvo en los habituales corrillos en los que Angela Merkel fue la gran protagonista. Si bien, tuvo tiempo para hablar con el italiano Gianni Letta, con el que tiene pendiente una cumbre bilateral.