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Margallo reta a Mas: \"Cuente a los catalanes cuáles serían las verdaderas consecuencias de la independencia\"

El ministro de Asuntos Exteriores asegura que él "no querría" esas consecuencias para España y "no entiendo por qué las quieren los independentistas".

García Margallo, en una imagen de archivo | EFE

El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, considera que el presidente de la Generalidad, Artur Mas, tendría que explicar que una Cataluña sin España sufriría una pérdida de entre un 20 y un 25 por ciento del PIB.

"Yo le pediría al presidente de la Generalitat que cuente a los ciudadanos cuáles serían las verdaderas consecuencias de la escición de Cataluña", solicita, en una entrevista concedida a ABC. El ministro de Exteriores recuerda que de producirse la independencia, Cataluña saldría de la Unión Europea y dejaría de pertenecer a todos los organismos internacionales, como la ONU, la OCDE, el FMI, la OMC o la UNESCO, y asegura que duda "muchísimo" de que alguno de los países europeos estuviera dispuesto a reconocer una Cataluña independiente.

A su juicio, el daño político, económico y social para Cataluña sería "dramático" y una secesión sería "una auténtica tragedia" para Cataluña y para el resto de España."Y esto es lo que el presidente de la Generalitat no cuenta" . Margallo añade que "yo nunca desearía esos graves prejuicios para España y no entiendo por qué sí los quieren asumir los independentistas. Para mí lo único importante es evitar una secesión que sería una auténtica tragedia para Cataluña y para el resto de España".

El ministro reconoce que es "alarmante" que una convocatoria basada en datos "tan sesgados" tuviera "tanta participación", en referencia a la cadena humana celebrada en apoyo a la denominada Vía Catalana, que, en su opinión, estaba basada en "una tergiversación de la historia de Cataluña y en la omisión consciente de lo que la secesión supondría para los catalanes".

Sobre Gibraltar, García-Margallo señala que el Gobierno está abierto al diálogo, pero sin "abdicar de sus posiciones en materia de soberanía", y añade que para el Ejecutivo era importante demostrar que nunca aceptará la "política de hechos consumados".

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