Desde este lunes, Mariano Rajoy ofrece dos caras ante el desafío separatista: una institucional y otra de partido. Por un lado, mantiene el perfil bajo, lanza continuos llamamientos al diálogo y negocia con Artur Mas y su equipo cuestiones económicas. Por otro, entiende que la situación "social y política" en Cataluña requiere de un pacto de las formaciones constitucionalistas contra el "aislamiento" que brindan CiU y ERC.
En la práctica, el Partido Popular recupera la firmeza perdida en Cataluña -y que tanto daño le estaba haciendo, a tenor de las últimas encuestas- mientras el presidente intenta, con la discreción que le caracteriza, que Mas rebaje sus pretensiones rupturistas a cambo de un marco económico ventajoso. Esto es, manteniendo la ayuda del Estado para el pago de las facturas -a través del fondo de rescate autonómico- y abordando la espinosa cuestión del modelo de financiación autonómico, que ha de ser tratado este curso político.
Desde la Moncloa se asegura que no hay cambio de estrategia en Cataluña, que se resume en "diálogo" hasta la saciedad bajo el respeto de la "ley y el estado de Derecho". La vicepresidenta ya dijo que un referéndum regional, sea cual sea el formato, no tiene cabida en la Carta Magna, pero -partiendo de esta base- la negociación está servida. "Quieren dinero y en esas estamos", radiografió hace ya unos días un ministro implicado.
Propuesta a Ciudadanos, Unió y PSC
Lo que hace Rajoy es darle más cancha al PP, que ve como su discurso queda prácticamente difuminado a favor de Ciudadanos, con una línea mucho más clara. El 16 de septiembre, el presidente reunió por primera vez en esta legislatura a maitines en Moncloa durante dos horas largas, y Cataluña centró buena parte del despacho. Y este lunes, María Dolores de Cospedal certificó el giro político, ante el Comité de Dirección que ella misma presidió en Génova13, para volver a la contundencia.
La número dos de la formación solemnizó la propuesta en rueda de prensa, antes del turno de preguntas. "Es el momento de abandonar el politiqueo y poner lo que nos une encima de la mesa. Los partidos no nacionalistas tenemos que intentar una suma distinta a la de CiU y ERC", planteó en la víspera Albert Rivera, en las páginas de El Mundo. Cospedal no ha tardado ni 24 horas en recoger el testigo y proponer un pacto "contra el aislamiento".
Según la lectura de Génova, Cospedal pone en un brete a Rivera -"Ya no es el único que habla claro", ironizan- pero, principalmente, le dice a su base electoral en Cataluña que el PP mantiene su determinación contra el independentismo. La propuesta está muy abierta y tiene un único requisito: creer en la unidad nacional. De igual forma, la llamada es a todos los que abracen esta idea, aunque el principal destinatario es Ciudadanos. Tanto que, sobre el PSC, la número dos advirtió: "A veces, no se sabe muy bien qué es lo que piensan". Y sobre Unió, fuentes de la dirección nacional lo dieron prácticamente por descartado "aunque bienvenidos son".
Génova arropa a Sánchez Camacho
La pretendida interlocutora ante Rivera será Alicia Sánchez Camacho, con quién no tiene una relación afable. Es la forma de Génova para que la líder del PPC recupere un papel importante en el escenario político de la región, cosa que también había perdido. Cabe recordar que Sánchez Camacho es una aliada interna de la propia Cospedal, con todo lo que ello conlleva. Para reafirmarla, la dirección nacional también está preparando un gran acto del partido en la comunidad. "Vamos a apoyarle con todo el esfuerzo y con todo el partido detrás", fueron las palabras de Cospedal.
Como ingrediente principal en este giro político están las encuestas, muy delicadas para el PP. Coincidiendo con la Diada, la Cadena SER publicó un estudio demoscópico según el cual Ciudadanos se convertiría en la tercera fuerza política mientras que los populares ocuparían una posición irrelevante. En la cúpula esto generó auténtica alarma: "Algo tenemos que hacer", se dijo, amén de que Rivera "cada vez es más conocido y tenido en cuenta, también por los medios, todo lo contrario que Alicia", según un alto cargo consultado entonces.
Por todo ello, Cospedal se erigió como aliada de Sánchez Camacho en el rescate del PPC. Y, para ello, volvió a la contundencia que tan bien sella con su personalidad. Frente a "disparates", constitucionalismo; es la consigna. Y están invitados Ciudadanos, PSC y Unió; se asegura formalmente. Mientras, Rajoy seguirá tendiendo la mano al diálogo. Lo hizo el pasado miércoles en el Congreso y, previsiblemente, lo hará este martes en el Senado, dónde responde a las preguntas de la oposición. Moncloa le está preparando un viaje a Cataluña, sin fecha cerrada, mientras los contactos continúan.
El presidente está dispuesto a negociar en el capítulo económico, pero no permitirá un referéndum. En el Gobierno cunde el desánimo porque temen que Mas pueda echar marcha atrás y todo tenga que quedar resuelto en el Tribunal Constitucional. Si entonces, el líder de CiU convoca lo que ya llaman "elecciones plebiscitarias", el PP busca estar preparado y de ahí el regreso a la firmeza y el ofrecimiento al pacto constitucionalista. Y es que Rajoy es consciente de que su partido cada vez pierde más peso en Cataluña.