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Aguirre, en Barcelona: "Hay que acabar con el café para todos"

En el Círculo Ecuestre, pide al Gobierno que "arbitre y presente soluciones" pero, antes, que llame a las cosas por su nombre: "Esto es una crisis".

Esperanza Aguirre instó al Gobierno de Mariano Rajoy a coger el toro por los cuernos y llamar a las cosas por su nombre. La amenaza secesionista supone una auténtica "crisis nacional" a la que toca poner remedio. "Lo que se le pide a un político es que arbitre y presente soluciones", dijo ante un auditorio entregado y abarrotado -se tuvieron que habilitar varias salas-, ni más ni menos que el Círculo Ecuestre de Barcelona.

Fue un diagnóstico muy duro pero "que nadie me diga que es demasiado tarde, nunca es demasiado tarde", en palabras de la presidenta del PP de Madrid. Aguirre llamó a "poner remedio a los desencuentros sentimentales" que a lo largo de los últimos 35 años se han acrecentado entre catalanes y el resto de los españoles.

Una semana después de la Diada, y desde la misma Ciudad Condal epicentro del grito secesionista, la líder popular pidió trabajar para "recuperar el orgullo de ser español y que los catalanes formen parte de esto". Un sentimiento en el que también se cultive el amor hacia Cataluña: "España necesita ser catalanizada, hay que catalanizar España", llegó a proclamar por dos veces. "El bilingüismo es un tesoro", se reafirmó. En paralelo, "me gustaría que los empresarios catalanes se comprometieran a liderar la economía española", extremo que hizo extensible a demás sectores.

Para dar solución "a la crisis, y esto es una crisis", Aguirre consideró que es el momento de revisar "profundamente" el sistema de las autonomías. Esto es, acabar con "el café para todos" porque, denunció, España hoy es un conglomerado de "17 estadillos". Como punto de inflexión, el estatuto de autonomía de Andalucía, un profundo error según su diagnóstico. Y añadió: "Yo entiendo perfectamente que los catalanes se quejen de que las comunidades creadas de la nada quieran lo mismo que Cataluña. Así no se reconoce la especificidad".

La situación en las aulas

"¿Qué ha pasado?", se preguntó en varias ocasiones, para mirar a las aulas como uno de los problemas de fondo. "Ha habido un constante adoctrinamiento de acuerdo, exclusivamente, al canon nacionalista", denunció Aguirre. Un canon histórico "demasiado simple y sectario" pero "útil" para los planes de los nacionalistas. Los niños "sólo han escuchado esa interpretación de la historia", y ésta ha sido la de "una Cataluña eternamente oprimida por España".

Aguirre también hizo un duro reproche a los medios de comunicación catalanes. "No existe una prensa capaz de sostener la menor crítica al sentimiento nacional", se quejó. Capítulo a parte le dedicó a la "opacidad de las balanzas fiscales", reclamando una vez más que sean públicas para así acabar con la frase "España nos roba" que "ha calado en algunos sectores".

Una claridad en sus palabras que exigió a todos, también a Artur Mas y sus socios independentistas. "Los que quieren la secesión no hablan claramente, hablan del derecho a decidir que así planteado parece algo maravilloso", argumentó, para enfatizar que "lo que se quiere decidir es la secesión está prohibida por ley en España y en todos los países de Occidente". Hay una puerta: "La ley se puede cambiar, la misma ley tiene cauces. En democracia, en libertad y con ausencia de violencia todo se puede plantear, todo", recalcó Aguirre.

Frente a los que claman por la ruptura, la líder madrileña abogó por tomar conciencia de que a las "emociones" no se les puede responder con "consecuencias económicas". De nuevo, un mensaje clarísimo a Rajoy y al Ejecutivo, centrado en replicar a Mas con datos sobre lo que la secesión supondría para el bolsillo de los ciudadanos. En su opinión, "son mucho más dramáticas las consecuencias afectivas y emotivas".

Más de media hora de discurso, cuando se cumple un año de su adiós de la primera línea de la política, para situar el conflicto catalán como un problema capital para el país y dejar entrever, sin ser tan explícita como en otras ocasiones, que no le está gustando la estrategia diseñada por Moncloa.

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