El PP enarbola la bandera contra la corrupción pero calla sobre Bárcenas

La plana mayor del PP llegó con la lección bien aprendida a su primer cónclave del curso político: sacar pecho de las medidas contra la corrupción y en favor de la transparencia que el Ejecutivo está preparando, y que en breve empezarán a tomar forma. Si bien, este hecho también dejó en evidencia su calculado silencio sobre Luis Bárcenas, a excepción de Alfonso Alonso, que utilizó al extesorero para atacar al PSOE.

Con la regeneración en el epicentro del debate político, los populares intentaron que calara la idea de que si hoy se habla de limpiar la vida política, sindical y patronal es porque el Gobierno ha decidido ponerse a trabajar y plantear medidas concretas. En otras palabras: "Que el PSOE vuelve a ir a rebufo", en voz de un miembro del aparato. Fue Soraya Sáenz de Santamaría, que esta misma semana se reunía con la comisión encargada de la reforma, quién abría el fuego dirigido hacia los socialistas: "Son creíbles las ofertas de nuevos pactos cuando se cumplen los que ya se estaban fraguando", expuso, ante la oferta de Alfredo Pérez Rubalcaba de intentar llegar a acuerdos.

La vicepresidenta se cuidó mucho mucho de romper los puentes con Ferraz, pero se mostró escéptica. No ha sido la primera vez que, cuando todo parecía hecho, el acuerdo se trunca. "Es un compromiso colectivo pero también una responsabilidad individual ya que gestionamos un capital valioso: la confianza", enfatizó Sáenz de Santamaría.

Claro que, al hablar de medidas contra la corrupción, el caso Bárcenas centró rápidamente las conversaciones de pasillo. Aunque un miembro de la dirección nacional ya advertía: "No vamos a hablar de él", al menos "con el micrófono abierto". Una consigna a la que se sumó la propia vicepresidenta, que incluso fue preguntada por los periodistas a la entrada de la escuela de verano, que trabaja bajo el lema “dicho y hecho”. "¿Pactó Bárcenas con Rajoy como dice Cospedal?", le interrogaron sin obtener respuesta. Fue su hombre de confianza en el Congreso, Alfonso Alonso, el que no dudó en nombrarle, pero para atacar al PSOE: "Si no existiera Bárcenas no sé en qué situación estaría la oposición y no sé si tendría discurso", afirmó.

Evidentemente, María Dolores de Cospedal -ausente por su agenda como presidenta de Castilla-La Mancha- fue la otra gran protagonista. Ella ocupó buena parte de la jornada los principales titulares de los medios digitales, una vez transcrita su declaración ante la autoridad judicial. Si bien, ningún miembro de la cúpula -estaban los vicesecretarios Esteban González Pons y Carlos Floriano- ni tampoco portavoz autorizado hizo una valoración, o respaldo al menos, en relación a sus palabras. La número dos de los populares será la encargada de clausurar la cumbre el próximo sábado.

En todo caso, ministros y altos cargos quisieron transmitir una imagen de normalidad, despachando sonrientes y sacándose fotografías con los simpatizantes y militantes. Únicamente quedó rota esta estampa al impedirse la presencia de los periodistas en la sala en la que se desarrollan los actos -los periodistas fueron invitados a seguirlos desde una televisión-, extremo que quedó resuelto. Aunque con ausencia total de manifestantes, había una importante presencia de efectivos de seguridad.