Mariano Rajoy escuchó de primera mano las quejas de los empresarios. Sentado entre ellos, en tercera fila, anotó en unos papeles como un responsable de empresas textiles echa el cierre en dos semanas y será desahuciado o como una joven restauradora ya ha tenido que clausurar dos de sus tres locales. Testimonios, algunos muy duros, en un acto de partido muy innovador, en el que hasta el final del mismo el protagonismo no lo tenían los políticos, sino los emprendedores.
Así, en una empresa familiar de calderas externas cuyo dueño asegura que está luchando para aguantar la dura crisis, el presidente del Gobierno -sin corbata- se sentó junto al gentío a escuchar la opinión de autónomos y pequeños empresarios. "Por favor, que se eliminen las trabajas de las administraciones", instó una joven, que también rogó por una bajada de los impuestos. Los curritos iban levantando la mano y le daban el micrófono: "Algunas empresas públicas no están haciendo los pagos con regularidad", y esto hace que las facturas "no paren de apilarse", le explicó otro al presidente.
"Estoy en una situación límite", alertaron a Rajoy, algunos sin dar sus nombres y apellidos, en el marco de la mesa redonda. En ella, empresarios de renombre, como Borja García Nieto, presidente del club ecuestre de Barcelona, daban su opinión: "No hay soluciones mágicas, pero hay que reformar la administración para trasladar a la empresa privada más crédito".
Claro toque de atención al BCE
El presidente fue contestando prácticamente a todas las reclamaciones, aunque sus respuestas fueron más bien generales. La excepción fue su toque de atención al Banco Central Europeo: "Me gustaría que actuara como el resto de los bancos centrales, como el de Inglaterra. Que diera préstamos baratos para que llegue -el crédito- a las pequeñas y medianas empresas. Pero no es como el banco de Japón o la Reserva Federal de Estados Unidos. Ahí tenemos un problema real y tenemos que dar la batalla europea", enfatizó, en vísperas del Consejo Europeo que se celebra los días 28 y 29 de junio.
Ante las críticas recibidas minutos antes por la falta de crédito, Rajoy reconoció que las líneas de financiación ICO "no están funcionando como debieran". Aunque, proclamó: "Está mejorando el crédito de la banca nacionalizada, y más que lo hará". La liquidez "va a mejorar", llegó a decir, tras constatar que algunas entidades financieras siguen poniendo problemas en este sentido. También citó el plan de proveedores: "Ha sido una buena decisión y vamos a trabajar en este tema", dijo, no sin recordar que permitió que 25.000 millones de euros "que estaban en los cajones se pagaran".
Los impuestos conformaron otra pata de su discurso. Son muchas las dudas sobre el plan tributario en el que el Ejecutivo trabaja, tal y como publica este sábado Libre Mercado. Rajoy no las despejó, y se ciñó al guión: "El objetivo de futuro es bajar los impuestos, pero ahora estamos en la situación en la que estamos y hay que ajustarse a la realidad. El peor error -de un gobernante- es desconocer la realidad en la que vive". Y recordó, por ejemplo, que a partir del uno de enero el IVA de caja "no tendrán que pagarlo hasta que hayan cobrado la factura".
Mensaje de optimismo
Pese a los "momentos difíciles" que según él mismo aún quedan por llegar, el presidente se mostró optimista. También María Dolores de Cospedal, que tomó brevemente la palabra: "Ya se ven los frutos, tenemos un liderazgo que antes no teníamos", aseveró no sin tirar de patriotismo. "Juntos salimos, esa es la idea, es un barco en el que vamos todos juntos", afirmó. Rajoy insistió: "Ya hay luz en el final del camino que estamos recorriendo. Ahora lo que toca es perseverar por el camino del crédito y las reformas".
Una senda que se topa con anuncios importantes antes del periodo estival. El próximo viernes, el Consejo de Ministros aprueba por fin la reforma de la administración, que el miércoles será presentada por Rajoy en un cuidado acto en la Moncloa. La reforma energética o la de unidad de mercado verán la luz en las próximas semanas.