Mariano Rajoy ya estará de regreso en Moncloa, después de almorzar con sus barones, cuando su antecesor al frente del PP vuelva a tomar la palabra. Lo hará a las siete de la tarde, en la sede de la soberanía nacional. Hablará de las figuras liberal-políticas conservadoras escoltado por sus pata negra en su etapa en FAES: Ignacio Astarloa, Cayetana Álvarez de Toledo y Gabriel Elorriaga, entre otros pocos.
Según las previsiones del Gobierno, ningún miembro del gabinete estará en las primeras filas escuchando un diagnóstico que, según los suyos, mantendrá con firmeza "como siempre ha hecho". Muchos de los que hoy se sientan en el Consejo de Ministros fueron dados a conocer por él: desde Ana Mato, del clan Valladolid, a Ana Pastor, Miguel Arias Cañete o Cristóbal Montoro, al que le dedicó parte de sus críticas en Antena3. Por su parte, la dirección nacional del PP se debatía sobre qué hacer porque "es nuestro presidente de honor" y "tendrá que haber representación".
Sea como fuere, el partido en el gobierno en todas sus estructuras, desde la cúpula hasta las bases, estará pendiente de sus palabras. Las analizará con detalle, de forma minuciosa. El PP contendrá, literalmente, la respiración desde que Jesús Posada, otrora ministro de Aznar y que rechazó su hipotético regreso, le abra las puertas del Congreso de los Diputados.
El día 10 estará en el Club Siglo XXI
Las cosas están así. Prácticamente nadie cree que su intención sea regresar a la primera línea, sino dar un toque de atención con varias lecturas: primero, porque nadie le ha defendido de la "ofensiva de Prisa" contra él y, segundo, porque no le gusta lo que está haciendo su delfín. Y, en este sentido, no esperan que este lunes Aznar tense más la cuerda. Tal vez sí cuando el 10 de junio tome la palabra el Club Siglo XXI, presentado por Eduardo Zaplana. Será, sin duda, otra prueba de fuego.
En todo caso, en el PP creen que si Rajoy logra la fotografía de unidad con sus barones puede estar tranquilo. Será, dicen, la constatación de que el partido sigue sus pasos. En ABC, Ramón Luis Valcárcel incidía en este sentido: "Las palabras de Aznar no van a tambalear al PP, un partido con la piel bien curtida y con un caparazón capaz de aguantar". Lo contrario "sería el inicio del resquebrajamiento", dicen, pero mayoritariamente lo ponen en duda. Aznar regresa "muy tranquilo" ya que "dijo todo lo que tenía que decir".