Trescientos años después de su construcción, Mariano Rajoy vio en la Biblioteca Nacional el mejor ejemplo vertebrador, un "sólido depósito de nuestra historia común" hoy puesto en riesgo a tenor de la amenaza nacionalista. En su sala de consultas, el presidente defendió el "legado de incalculable valor" en sus estanterías en un momento, además, en el que Cataluña se resiste a la enseñanza en castellano con libertad.
No fue casualidad que en el corazón de la cultura patria, y después de que arrecien las críticas de la oposición por la recién estrenada reforma educativa, el jefe del Ejecutivo defendiera un sistema que ofrezca "una biografía común". E incidió: "Una cultura plural y diversa, denominador común para todos, es fuente de enriquecimiento personal y social".
Un "tesoro" a buen recaudo en la Biblioteca Nacional, también para los españoles que están por venir", enfatizó Rajoy, que aprovecha este tipo de actos -por ejemplo, recientemente al museo del Prado- para apelar al "pasado común sin complejos".