Rajoy aplaca la rebelión de los barones con la promesa de “un acuerdo entre todos”
El presidente rechaza que haya cerrado un pacto con Cataluña. Se compromete a contar con todas sus regiones para dar por solventada la crisis.
Mariano Rajoy hizo como si nada de lo publicado estos días le preocupe lo más mínimo. En su opinión, y a pesar de la agria discusión entre sus barones, al final habrá acuerdo y será "aplaudido" por todos. Una decisión que, en conversación informal con periodistas, aseguró que sigue sin estar tomada, preguntado expresamente por las hipotéticas cesiones a Cataluña. Justo minutos antes, el veterano Juan Vicente Herrera, muy próximo a él, le había hecho una única reclamación: que no favorezca a aquellas regiones que gastan "para crear Estados".
Para el presidente, entrar en esta discusión, como en otras muchas, es caer en la trampa de no ir "a la mayor". Ése fue el mensaje de fondo que quiso transmitir a los suyos, reunidos en la 19 Interparlamentaria popular: "Aunque sé que es difícil, es muy importante que expliquéis las cosas hasta la saciedad. Os pido que me ayudéis", les dijo diputados de las distintas Cámaras de representación. "El Gobierno sabe encajar bien las críticas, pero tiene fijado un rumbo", les aseguró.
Fueron más de 50 minutos de discurso al uso sin ningún tipo de novedad informativa. Previamente, Rajoy aprovechaba para tomarse un café informal con los suyos, en un ambiente muy relajado. A la cita acudieron los ministros del ala más política -Cristóbal Montoro,Fátima Báñéz, Ana Mato y Jorge Fernández- y prácticamente toda la cúpula, a excepción de María Dolores de Cospedal. No hubo caras largas o de preocupación.
Sobre la cuestión en sí, y tras la advertencia de Herrera, Rajoy proclamó: "Haremos una distribución ordenada entre todas las administraciones: la local, la autonómica y la seguridad social". El Gobierno apuesta por un déficit diferenciado, pero estudia la fórmula para evitar el cisma interno. Así, el propio presidente se comprometió "a llegar a un acuerdo, a un entendimientos entre todos".En ello está ya el ministro de Hacienda, que lleva días reuniéndose con los consejeros del ramo para intentar acercar posturas de cara al Consejo de Política Fiscal y Financiera, que se prevé para finales de junio, primeros de julio.
En todo caso, Rajoy apenas se detuvo en el asunto que ha traído de cabeza al PP y al Gobierno durante toda la semana. Que, incluso, había obligado a su número dos en el partido a recordar que no es negociable apoyarle. "Voy a ir a la mayor, a aquello que más preocupa a la gente", afirmó sin cesar. Y, así, llegó incluso a referirse al modelo de Estado vigente, para reafirmarse en su defensa, y mofarse de quienes abogan por el federalismo: "Los contenidos, qué más da, lo importante es el titular", se jactó, en referencia a la propuesta del PSOE.
Montoro, protagonista
Sobre el "gran objetivo, que es crecer, crear empleo y mejorar el bienestar de las personas", enumeró durante largo rato un apartado sobre indicadores positivas de la economía. "¿Esto produce efectos en la calle? Algunos produce", proclamó. Se refirió expresamente al aumento de las cargas fiscales, después de que el debate se avivara en la víspera con la incursión en el cónclave de Alejo Vidal Quadras, que ya no estaba: "Yo sé que se han tomado decisiones difíciles, el que menos quería subir los impuestos era el ministro de Hacienda". Pero, en caso de no hacerlo, "tendríamos un problema". Desde el aparato se encargaron de denostar al todavía europarlamentario popular.
Sobre impuestos, Rajoy hizo una contundente promesa que, aún no siendo nueva, fue bien acogida por los suyos: "En esta legislatura, los bajaremos", sentenció, a la par que anunció que "vamos a seguir haciendo reformas, muchas y muy importantes", sin dar más detalle que enunciar la relativa a las administraciones públicas o defender la educativa.
"Si hoy me preguntaran mis dos grandes prioridades serían crédito para las pymes y que mejore la demanda y el consumo en España", continuó Rajoy. También habló de la "batalla" en el seno de la Unión Europea. Sin ir más lejos, el próximo miércoles estará en Bruselas para participar en un Consejo centrado en energía. Tras dar algunos detalles de la recesión que sufre el viejo continente, emplazó a un "cambio" de política en línea a una mayor integración fiscal y bancaria. "Todavía queda un momento duro", alertó a los suyos, consciente de que las negociaciones no son del todo positivas.
No pactará con Rubalcaba
Capítulo a parte dedicó al debate sobre un pacto nacional. "Todos estamos a favor, pero para que funcionen. Todos los que nos piden grandes acuerdos nos han votado en contra todo", expuso, recibiendo el aplauso de los todos. Esto es, se reafirmó en que con sindicatos y PSOE la única opción son acuerdos puntuales: "No veo un gran acuerdo global. Es muy difícil que podamos entendernos cuando nos piden que retiremos la reforma laboral", insistió, no sin enfatizar que, pese a ello, "hay muchas cosas en las que nos podemos entender".
En conclusión, y en el marco de un discurso en el que todo lo escuchado ya sonaba, el presidente quiso levantar la moral: "Estamos haciendo lo que se tiene que hacer. España camina en la buena dirección. Ya sabemos que hay que crear empleo, eso vendrá poco a poco, peor vendrá, tener la certeza. No sacrificaremos nuestra política económica. Hay políticas a las que un Gobierno responsable no puede renunciar".
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