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Rajoy promete "crecer con claridad" y "resultados tangibles" en 2014

La Junta Directiva se reúne con ausencias destacadas. Al partido, Rajoy reclama "unidad" y que no se vengan abajo ante los actos de acoso. 

Prietas las filas, y con el carnet del PP en la boca. Tras nueve meses sin reunir al máximo órgano interno entre congresos, Mariano Rajoy aseguró a los suyos que hay mucho de lo que enorgullecerse. La situación sería mucho peor, catastrófica, sin ellos en el poder: "Hemos evitado el rescate, hemos parado la caída, aunque de momento la gente no lo percibe", afirmó. Una crisis que todavía se notará, y mucho, en 2013, pero que concluirá al siguiente: "En 2014, España crecerá con claridad", fue su contundente promesa.

El presidente encontró a un partido bastante más desmoralizado que en la última cita. Muchos han vivido en primera persona un acoso que, en algunos casos, no es nuevo. Se quejan de que los cauces de comunicación con Génova y el Gobierno no siempre funcionan, y que les es muy difícil "dar la cara" ante sus vecinos. La Junta Directiva Nacional reúne a centenares de cargos, de todas las estructuras, la mayoría desconocidos para la opinión pública. Pero también ellos sufren el peso de ser del PP y defender las reformas.

Precisamente por ello, Rajoy se llevó la mayor de las ovaciones cuando se puso serio en el tema de las presiones a los cargos políticos. Su firmeza provocó aplausos a rabiar entre unas filas un tanto cabizbajas: "Hemos asistido a episodios de intimidación o violencia verbal. También sobre sus familias. Vivimos en una democracia y todos tenemos derecho a defender nuestras ideas", corroboró. Pero, aseguró, no lo va a consentir: "Nadie merece ser acosado, y menos aún si el motivo de esa amenaza es haber sido elegido por la mayoría de los ciudadanos. La mayoría no puede ser coaccionada por una minoría".

Como jefe del Gobierno, se comprometió a "garantizar" que se puedan ejercer los derechos con libertad, pero también hizo un llamamiento "a todos los partidos políticos, a todos los españoles, para que condenen" estas amenazas y lo hagan "sin tibieza e incertidumbre". Y aún recalcó, centrado ya en el caso específico de los desahucios, que el Ejecutivo seguirá "actuando con el 100% de responsabilidad" y "teniendo cuidado con las decisiones no pensadas". Esto es, actuando en los casos de "necesidad y abusos" pero, de igual forma, protegiendo al sistema de hipotecas.

Sigue sin citar a Luis Bárcenas

Más de cincuenta minutos estuvo dirigiéndose a su partido en tono serio, en ocasiones muy vehemente. De ellos, cinco los dedicó a abordar la lacra de la corrupción. Lo hizo en términos generales, sin entrar en el detalle. Por supuesto, no mentó a Luis Bárcenas, como no lo ha hecho desde que estallara la crisis, que ha bloqueado como nunca antes desde las elecciones generales la acción del PP. Sin ir más lejos, nadie comparece en Génova13 desde hace más de un mes. De nuevo, decenas de cámaras y fotógrafos se lanzaban a buscar la imagen de los periodistas siguiendo la comparecencia de Rajoy a través de un plasma de televisión, lo que por otra parte siempre ha sido la tónica habitual en este tipo de reuniones.

"La corrupción es un tema muy importante, que preocupa a los españoles y genera una alarma justificada", admitió. Por ello, se comprometió "a perseguirla tan pronto como aparezca y tantas veces como se considere". Fue entonces cuando hizo su única referencia al PP: "Ha actuado con un nivel de exigencia que nadie ha igualado", quiso precisar.

Ahora bien, su más contundente mensaje fue para decir, alto y claro, que España no es hoy un país bañado por la corrupción. "Soy muy consciente de lo que digo", precisó, para aseverar que "no es verdad que haya un estado generalizado de corrupción" ni que "nos hundimos por culpa de la corrupción". Una "insidia" porque las "instituciones están sanas y la inmensa mayoría de los políticos sirven al país honradamente". Y remató: "España es un país limpio". Sólo minutos después, se conocía la imputación de la infanta Cristina.

Previamente, en su resumen de gestión, María Dolores de Cospedal sí era algo más concreta sobre el caso de Bárcenas, aunque tampoco le citaba: "Algunos han pasado por el PP y han dejado huellas que nos escandalizan y avergüenzan", fue su referencia más explícita. Previamente, y ante los insultos de un reducido grupo de indignados que provocó momentos de tensión con la Policía, la catalana Alícia Sánchez Camacho exigía "explicaciones a todos los españoles" tras jornadas de clamoroso silencio.

Pide al PP "no distraerse"

Aunque si algo tenía en mente Rajoy es que no le iban a desviar el tiro. Quería hablar principalmente de economía, y dejar bien claro que ése tiene que ser el epicentro de las acciones del partido. Lo repitió varias veces: "Este es nuestro objetivo y no conviene olvidarlo ni distraerse". El presidente marcó dos hitos en su gestión económica en 2012: superar la crisis financiera de abril y de deuda soberana de junio. "Es importante poner énfasis en esto y ser conscientes de lo que esto significa", insistió. Gracias a ello, precisó, "evitamos el rescate".

Pese a los negros augurios del Banco de España y varios organismos internacionales, el presidente quiso poner encima de la mesa los "signos positivos" de la economía. "Estamos sentando las bases para un crecimiento en el futuro y ya hay efectos positivos, aunque eso todavía no ha llegado a la gente", dijo, no sin defender nuevamente la reforma laboral y advertir de que vendrán nuevas medidas en el curso político en marcha. "En 2014, si mantenemos el nivel de esfuerzo, España crecerá con claridad y los españoles notarán resultados tangibles de los esfuerzos que han hecho. Está en nuestras manos si perseveramos, no nos distraemos y no hacemos caso a cantos de sirena", resumió. No quiso aclarar en qué línea irán las modificaciones, negativas, a las previsiones económicas ya publicadas para 2013.

Reclama "unidad" a la formación

Su última parte de la intervención fue para insuflar ánimos, pero también para reafirmarse en su estilo. Una forma de actuar que aún hoy sigue exasperando a no pocos de sus cargos. Pidió a todos, principalmente a los barones autonómicos -muchos de ellos desaparecidos, amparándose en problemas de agenda-, su ayuda y confianza, por ejemplo en materia de financiación. "Me gustaría ir mucho más rápido, pero seguimos expuestos a las turbulencias que agitar el euro", añadió.

"Hay que seguir con el mismo rumbo", imploró. "Para gobernar hay que tener responsabilidad, ¡hay que tenerla!", se defendió, provocando las risas de los muchos miembros de su Gobierno, entre ellos Soraya Sáenz de Santamaría, en primera fila. "No se puede pretender estar en el Gobierno y no sufrir críticas, justas e injustas. Hay que tener la fortaleza suficiente que deriva de la conciencia de hacer las cosas que se tienen que hacer y no hacerles caso".

Rajoy se llegó a venir arriba: "El PP es un gran partido", y partiendo de esa base, reclamó una unidad que parece más difícil que nunca. "Quiero agradeceros a todos vuestro compromiso, os doy las gracias, pero os pido continuidad en el esfuerzo. Una de las grandes fortalezas del PP es la cohesión interna y para resolver todas las dificultades necesitamos más que nunca la unidad de todos. Ha sido y debe seguir siendo una de las mayores enseñas del partido", resumió. De momento, se lamentó, no ha llegado el tiempo de inaugurar "carreteras, hospitales o líneas AVE".

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