Mariano Rajoy reiteró, un año después de acceder a la Moncloa, su compromiso ante los españoles: "Superar la resignación y dejar atrás la recesión y el paro". Un encargo que está "más vivo que nunca", pero manteniendo los pies en la tierra. El objetivo es volver a vislumbrar "la España imparable que todos hemos conocido", pero advirtiendo de que 2013 no será un año fácil, al menos en sus primeros trimestres. Más al contrario, a las puertas de una segunda recesión del conjunto de la Unión Europea, se espera "muy complicado y difícil".
Unas previsiones ante las que el presidente llamó a no bajar los brazos: "Los esfuerzos no están cayendo en saco roto y más pronto que tarde comenzará a revertir en la economía real, la doméstica, la de la calle". Y en este sentido, mandó un mensaje muy claro a la Generalidad catalana: "Los caminos de incertidumbre no conducen a ningún sitio", como tampoco "equivocarse en las prioridades". Rajoy fue enérgico, a pesar de dejar abierta la puerta al "diálogo" una vez más. Y, con tal brío, también aseguró que "el plan global" del Ejecutivo que preside tiene "por delante" otras muchas reforma que verán la luz nada más arrancar el curso político.
Ante parlamentarios de todas las comunidades y la cúpula nacional del PP, además de varios ministros, el jefe del gabinete pidió un "plus de pedagogía" ante el proyecto de recuperación nacional que puso en marcha en 2011. Dicho y hecho; en enero, aprovechando que parte del mes es inhábil, los parlamentarios acudirán a sus provincias de origen para organizar actos de partido, y hacer balance ante los ciudadanos. "Levantar la cabeza, a pesar de que somos consciente de que podemos producir rechazo", en voz de uno de los implicados.
Para entonces, el PP espera tener ya presentada la reforma de la Administración Local. La autonómica se hará esperar hasta abril, según el calendario del Ejecutivo. Rajoy puso el acento en que todavía queda mucho por delante: "Tenemos muchas reformas entre manos que entrarán en vigor en los próximos meses". Hasta en tres ocasiones lo repitió, utilizando como argumento que "no se puede pedir a nadie que enderece la situación sin hacer nada y sin tomar las medidas" necesarias.
Las próximas reformas del Ejecutivo
En el mismo escenario, la vicepresidenta entró en el detalle del anuncio. En las próximas semanas, el Consejo de Ministros elevará diferentes informes relativos a la liberalización de sectores claves. Así, Soraya Sáenz de Santamaría anunció cambios en Energía y Telecomunicaciones a fin de hacerlos más competitivos. También verá la luz la postergada norma relativa a la unidad de mercado. Otros sectores que se verán afectados serán el de los emprededores, las exportaciones, el transporte y la vivienda.
Los aplausos sonaron con más fuerzas cuando Rajoy se refirió al Partido Socialista. "No vamos a pagar los platos rotos de otros", dijo, en relación a la herencia recibida. El presidente fue muy duro: "No vamos a consentir", afirmó, que quienes "socavaron" el estado de bienestar "nos den ahora lecciones".
"El PSOE congeló las pensiones, y no nosotros. El PSOE nos dejó un déficit en bancarrota y gastó lo que no había, y aquí está el origen de buena parte de nuestros males, y el PSOE dejó al borde del colapso a nuestros servicios sociales", y de ahí que acusara a la formación que aún preside Alfredo Pérez Rubalcaba de soportar "una culpa histórica". "Hay que decirlo alto y claro por muy presente que lo tengan los españoles", remató un Rajoy que no perdió en ningún momento ese tono enérgico, y que pareció liberado de su traje de presidente al encontrarse en un acto de partido.
Espaldarazo a Cospedal y Arenas
Al PP le pidió explicar más y mejor las medidas tomadas, si bien tuvo un reconocimiento especial para María Dolores de Cospedal -a la que definió como "la mejor" secretaria general del partido- y Javier Arenas -en todas las quinielas para convertirse en ministro en la venidera crisis de Gobierno-. "Dejáis una cosa clara; el PP es hoy por hoy el único partido con discurso nacional y que no está en otra cosa que en servir el interés nacional", resumió como aliento a los suyos, que han visto como la intención de voto cae a pasos acelerados por la crisis.
Rajoy no hizo autocrítica, toda vez que consideró que las duras medidas -"dolorosas", incluso- que están tomando sientan las bases de la recuperación, que aventuró para finales del año que entra. Pero hasta entonces, admite el Gobierno, se seguirán viviendo circunstancias "difíciles". Lo importante, reseñó el propio presidente, es que ya existen "unos pilares sin los que la economía no podría ponerse de pie".
La batalla en la Unión Europea fue otro de los puntos cardinales de su intervención. Pero, a diferencia de hace un año, los acuerdos alcanzados tienen "huella Española" y el Ejecutivo ya se sitúa en la locomotora y no en los vagones de cola, incidió. Y es que, así siempre lo ha defendido Rajoy y este lunes sus asesores, la fotografía de José Luis Rodríguez Zapatero ha sido uno de los mayores lastres para recuperar la certidumbre.
Un balance del peor año, del más duro, en el que el presidente apenas sale a la calle y estrecha manos como hacía otrora. Tan sólo en campaña, en contadas ocasiones, se le ha visto en contacto directo con los ciudadanos. Sin embargo, Rajoy también quiso demostrar que sigue apegado a la calle y escuchando "el enfado" de muchos ciudadanos. Sus palabras más emotivas fueran para quienes tras un año de Gobierno popular siguen todavía buscando empleo y no lo encuentran: "No me puedo olvidar de ellos en unas fechas tan cercanas a las fiestas de Navidad y les quiero mandar un mensaje de esperanza. Todo lo que hace este gobierno, todo, lo hace con un objetivo prioritario: que recuperen sus vidas y su bienestar".