Algo muy parecido a lo que se denominaba hace años "las fuerzas vivas" del nacionalismo catalán han decidido sacar a relucir su artillería más pesada, en el doble sentido del término, contra el ministro Wert.
La ofensiva, que se inició al principio de la semana al hacerse público el borrador que estaba manejando el Ministerio para cambiar la ley de Educación, se ha recrudecido durante el puente en el que muchos españoles, también en Cataluña, han celebrado el aniversario de la Constitución.
Una vez abierta la veda desde la propia Generalidad, personajes e instituciones de lo más variopinto han corrido a posicionarse al lado del poderoso: desde el Barça hasta el cardenal-arzobispo de Barcelona, Sistach.
El Barça al rescate
Probablemente lo más llamativo ha sido la salida en tromba del club deportivo más importante de Cataluña, pero que pese a ello sigue siendo, al menos que se sepa, sólo un club deportivo: el Barcelona FC.
El primero fue el capitán Carles Puyol, que siempre ha sido un hombre discreto en sus declaraciones públicas, si bien sí que se le ha visto luciendo banderas independentistas en algunas celebraciones. Así, y rompiendo su costumbre escribía en su cuenta de Twitter "Wertgonya", un juego de palabras entre el apellido del ministro y la palabra catalana para vergüenza.
Después fue el propio club el que lanzó un insólito comunicado en el que decía "ponerse al servicio del país, como ha hecho a lo largo de su historia, para defender nuestra cultura y nuestra identidad". Esa reivindicación histórica ha provocado que muchos recuerden detalles como que el Barça hizo "socio de honor" a Francisco Franco, cuya intervención además fue esencial para costear la construcción Camp Nou.
Por si había quedado alguna duda, la máxima estrella del equipo –y probablemente el mejor jugador de fútbol del mundo- Messi, también se vio obligado a intervenir, a pesar de que, como Puyol, ha sido un hombre habitualmente muy discreto. "He crecido y estudiado en catalán y nunca tuve ningún problema", dijo, olvidando de forma incomprensible, o no, declaraciones anteriores suyas en las que afirmaba que su hermana había tenido que volver a Argentina, precisamente por la inmersión lingüística.
Había que sacar a Franco
Como toda ofensiva nacionalista que se precie era necesario sacar a relucir a Francisco Franco. El encargado de ello fue Josep Antoni Duran i Lleida, que lo hizo en la carta que dedica semanalmente a los afiliados de su partido.
El diputado calificaba el proyecto de Wert, que por el momento es sólo un borrador, como el "peor ataque que desde la muerte de Franco ha recibido el catalán", frente al que decía que "hay que ser contundente".
Otro personaje estrafalario se unió a la fiesta también: el que fuera presidente del Barça, Joan Gaspart, que alardeaba de los "ánimos de concordia" con los que los catalanes viajan a Madrid pero aseguraba que al volver son "mucho más independentistas".
Para terminar, Sistach
La ofensiva ha tenido su último capítulo este domingo, día del Señor, gracias a la intervención de Lluís Martínez Sistach, el cardenal–arzobispo de Barcelona que ya ha protagonizado multitud de sucesos en los que ha dejado muy clara su fe nacionalista, incluso para escándalo del Vaticano, y que ha consentido que la Iglesia catalana tome partido en cuestiones políticas incluso de forma explícita.
Así, el prelado también ha utilizado Twitter para defender que los padres de los escolares no puedan elegir en libertad cómo quieren que sus hijos aprendan, argumentando que el sistema actual "evita la segregación escolar, favorece la cohesión social y consigue buen conocimiento del castellano y catalán".
¿Y qué es la libertad al lado de esos, dudosos, beneficios? Como podemos ver para muchos personajes relevantes de la sociedad catalana, poco.