La lectura es que la sociedad civil le está pasando por encima a la España más institucional y más obsoleta: son los partidos políticos más tradicionales.
El presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, ha concedido una entrevista a Libertad Digital y esRadio para valorar los últimos acontecimientos que se han sucedido desde la convocatoria de elecciones al Parlamento catalán.
El pasado 12 de octubre tuvo lugar una concentración convocada el día de la Fiesta Nacional, en la Plaza de Cataluña de Barcelona. Aquella concentración –histórica para muchos- reunió a decenas de miles de personas que llenaron de banderas de España la plaza para reivindicar la unidad de España y su derecho a sentirse orgullosos de ser tan españoles como catalanes.
Més y medio más tarde, el día 25 de noviembre, los catalanes acudieron a las urnas en un clima de exaltación separatista promovido por el Gobierno de Mas y el respaldo que los independentistas le habían dado en la calle. Pero Mas fracasó y perdió numerosos apoyos que, en cambio, ganaron los independentistas radicales de ERC.
En el otro lado del espectro político, los grandes vencedores fueron Albert Rivera y Ciudadanos. El mismo que apoyó la manifestación del pasado 12 de octubre en la Plaza de Cataluña y que este jueves, día de la Constitución, cantaba en Barcelona el clásico "Que viva España", en una nueva concentración en la que los catalanes que se sienten también españoles quisieron dar la cara frente al nacionalismo. Ese mismo día, el propio presidente del Gobierno escribía un artículo en La Vanguardia citando a Tierno Galván para decir que en la Constitución "cabe todo".
El partido Ciudadanos de Albert Rivera tiene un reto importante en esta nueva legislatura. La crisis económica, institucional y de valores que sufre, no sólo España, sino Cataluña, obliga a este líder político a emplear con inteligencia el voto de confianza recibido y que le ha llevado a triplicar su capacidad de influencia en el Parlamento catalán.
¿Qué pasos tiene previsto dar Ciudadanos ahora?
Albert Rivera: Hay que ser consciente de que llevan más de 30 años gestando este proceso con el visto bueno de los gobiernos de España. Por tanto no va a ser fácil, aunque Ciudadanos no es un partido llamado a hacer cosas fáciles. Estamos creciendo ante la dificultad. Por eso, somos conscientes de que esta legislatura va a ser fundamental.
Tenemos que ver si vamos a seguir en la misma dirección hacia las rocas del secesionismo y del separatismo, tapando la mala gestión y las corruptelas, o si conseguimos que en esta legislatura, nuestra presencia en el parlamento y también con el batacazo de los socialistas por un lado junto al estancamiento del PP, les hacen cambiar de rumbo. Se trata de que Ciudadanos sea influyente y de que nuestra presencia y trabajo parlamentario y en el ámbito público, [nos haga] jugar un papel en el que nos convirtamos en una corriente de opinión que siga creciendo y consigamos hacer una opinión mayoritaria algún día en Cataluña que esté a favor de la convivencia, la Constitución y que si hay que reformar el país, nada tenga que ver reformar España con romperla.
Se trata de ver si conseguimos dar ese giro de timón o si seguimos hacia las rocas. Nosotros solos no vamos a poder, pero sí que tenemos más poder para influir ahora y vamos a intentar también que socialistas y populares se den cuenta de que Cataluña no puede ser un territorio entregado al separatismo sino que es un territorio importantísimo de España donde hay 7 millones y medio de españoles, que representa casi el 20% del PIB español y no se puede mirar como un lío o una algarabía en la que hay que dar la razón a los nacionalistas, sino que es un tema importante de Estado.
Nosotros, desde aquí, vamos a intentar conseguir que nuestra influencia haga que el PP tenga que cambiar sus tesis –aunque sólo lo haga en campaña- y lo mismo con los socialistas. No obstante, con los socialistas hay un hándicap y es que el partido socialista no es el PSOE, sino que es otro partido, pero en cualquier caso, nuestra influencia para que esos dos partidos apoyen nuestras tesis cada vez más junto a una oposición democrática al separatismo nos parece un papel muy importante y sabemos que la gente nos ha votado para eso.
¿Detectó miedo entre la clase política catalana tras el desafío de Mas?
Albert Rivera: Más que miedos encontré silencios. Y a veces el silencio se puede interpretar de muchas maneras: miedo, interés particular, cobardía... no quiero poner el adjetivo, son muchos motivos. Pero lo que sí que me encontré antes de esta campaña es que había gente incluso desde CiU, IU e incluso del PSOE, que estaban preocupados por la deriva, por esta especie de tsunami separatista que parecía que lo iba a inundar todo y que parecía que esto de la independencia estaba ya hecho.
Y toda esta ola a la que se sumaba la opinión pública y publicada oficial, que parecía que iba a llegar al 80 o al 90% de la población como alguno dijo, pues al final no ha llegado. Es evidente que el nacionalismo ha crecido, a pesar de eso, el resultado electoral demuestra que en el número de votos Cataluña está muy dividida: CiU y Esquerra suman los mismos votos que sumaban antes de las elecciones, incluso el que puso en marcha este proyecto le ha salido la jugada muy mal. Nosotros ya hemos dicho que Mas tiene que dimitir y así se lo diremos. Es más problema que virtud, se lo jugó todo a una carta de conflicto y separación y le ha salido muy mal. La dimisión de Artur Mas es de libro.
Hay gente que no ha sido valiente, pero me consta que desde antes de las elecciones ya había gente preocupada dentro de los diferentes partidos y parece que es el momento de que algunos miembros dentro de CiU y también algunos socialistas. Por cierto, que los socialistas siguen enfrascados en su lucha de ver si son más nacionalistas que los nacionalistas y se suman a todo lo que dice CiU. Hay que ver si hay socialistas que empiezan a bajarse del barco del nacionalismo y hay que ver si dentro de CiU todos se suman al barco nacionalista o hay algunos que empiezan a frenarlo.
Pero también esto es trabajo de partidos como nosotros, que la gente vea que quien habla claro, quien no tiene complejos, quien defiende una Cataluña española, quien defiende la Constitución y el marco constitucional como marco de convivencia, pues triplicamos los votos. Es un mensaje hacia los demás, que con muy poquito y siendo claros se puede crecer. En Cataluña hay una buena parte de la población, quizá más silenciosa que otra, que quizá no se manifiesta tanto, que seguro que no tiene subvenciones ni el apoyo de la Cataluña oficial ni de los medios de Comunicación, pero esa Cataluña existe y nosotros nos hemos encargado de movilizar una parte, pero ahora hay que sumar fuerzas y habrá que pedirle a otros partidos de ámbito nacional, como el PP y el PSOE, que dejen de ser comparsa del nacionalismo y el separatismo para ser partidos de ámbito nacional que piensen en una Cataluña española.
En el día de la Constitución se vieron dos estampas, la gente en la calle en Madrid y Barcelona y los políticos en el senado. Mientras, Rajoy escribe en La Vanguardia un artículo en el que dice que en la Constitución "cabe todo". ¿Qué lectura saca de este panorama?
Albert Rivera: La lectura es que la sociedad civil le está pasando por encima a la España más institucional y más obsoleta que son los partidos políticos más tradicionales. La imagen de Plaza de San Jaume llena de banderas españolas y catalanas o toda la vía Laietana, o la imagen de Colón representan una sociedad civil que va por delante, que está pidiendo que sumemos fuerzas para salir de esta crisis política y nacional que tenemos, no sólo económica, y en ese sentido me parece que las dos imágenes en la calle demuestran una España que está más viva en la calle que no en el Senado, y precisamente en el Senado que es simbólicamente una institución que hay que reformar o cerrar. Me parece que la España institucionalizada –y lo digo yo, que soy diputado- necesita parecerse más a la gente que está en la calle, a los ciudadanos. Y esa imagen dice mucho.
En cuanto a las palabras del presidente me parece que el inmovilismo nos está llevando a una situación de deterioro de este país y el inmovilismo del PP y del PSOE a lo único que conduce es a un espacio perfecto para la secesión y el separatismo. España y sus ciudadanos y empresas tienen bastante más futuro hoy que esa partitocracia que nos han creado. Y yo creo que por eso es necesario una reforma de este país. No sólo es la Constitución, también del sistema democrático y de partidos, del sistema territorial y de las administraciones públicas. Y esa reforma tiene que pilotarla aquel que no quiere hacerlo, que es el presidente del Gobierno. Yo creo que [Rajoy] se ampara bajo la Constitución, pero lo que le da pereza es hacer una reforma de España en su conjunto y de garantizar las libertades en cualquier rincón de España y la igualdad.
Usted entonó el "que viva España" el pasado día 6 en Cataluña. ¿Cree que este tipo de Expresiones comienzan a ser expresiones que suman sin complejos ya en Cataluña, más que expresiones que asusta pronunciar?
Albert Rivera: Para la Cataluña oficial molesta, pero para esa parte de la ciudadanía que se ha sentido abandonada durante años, entre la que me incluyo, Ciudadanos nace como un mecanismo de autodefensa para darle valor a todos aquellos catalanes que queremos seguir siendo españoles. Nos ayuda a sentirnos más arropados, más representados, que nuestros valores llegan a más gente. Este tipo de manifestaciones y concentraciones son importantísimas porque se ve que por el centro de Barcelona va la gente con su bandera española y puede cantar "viva España" y "viva Cataluña" con normalidad. Esto es un papel fundamental porque hay que despertar a la gente que hasta el momento no se ha preocupado de defender que Cataluña es parte de España, y las libertades, y la Constitución, y la igualdad. Hay un movimiento civil que tiende a perder los complejos.
Y una cosa muy simbólica, que es esa diferencia entre el 59% de participación de las elecciones de 2010 y ese casi 70% de participación de 2012 ¿qué ha pasado ahí? Pues que se ha movilizado una parte importante de esa gente que estaba latente, que estaba ahí, que sólo participaba en generales y en estas elecciones, al tensar la cuerda Artur Mas, pues la gente se ha dado cuenta de lo que estaba en juego aquí, que eran las elecciones más generales y más nacionales de los últimos 30 años porque nos jugábamos el rumbo que cogía esto, si iba a ser un tsunami independentistas o si cambiábamos el rumbo en las urnas. Vuelvo a insistir en la idea del timón, tenemos que decidir ahora si seguimos navegando hacia las rocas o si vamos a dar la vuelta al timón y girar hacia la convivencia y la Constitución.
Sé que es usted aficionado del F.C. Barcelona. ¿Qué le parecen las recientes declaraciones de Vilanova o Messi?
Albert Rivera: Siempre he dicho que todo lo que sean opiniones individuales soy tan respetuoso como el respeto que tienen a las mías. Pero aunque sean clubes privados, como culé no estoy de acuerdo con que los clubes de fútbol hagan comunicados en contra del bilingüismo o en contra de una escuela bilingüe. En ese sentido, ya lo he dicho alguna vez, aún estoy esperando el día en que un club de fútbol, en este caso el Barça, pues haga comunicados contra la corrupción, a favor de una ley de electoral justa o en defensa de la sanidad. Es decir, es que al final son clubes privados, algunos somos simpatizantes de esos clubes, pero no deja de sorprender que algunos clubes de fútbol se dediquen a hacer comunicados políticos cuando tienen una masa social de millones de personas en todo el mundo, no sólo en España y en Cataluña y en ese sentido, en Cataluña están obviando que una parte de la sociedad catalana estamos reclamando una escuela bilingüe y unas instituciones bilingües que es lo que dice la Constitución y el Estatuto y la Sentencia. No sé si es sorpresa lo que siento, sino más bien me decepciona.