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Rajoy no cambiará ni una coma de su política económica

No habrá cambios en la política económica tras el 14-N. El Gobierno saca pecho, si bien admite turbulencias de aquí a final de año.

Mariano Rajoy cree que los españoles entienden el sacrificio que suponen sus políticas económicas. Medidas "difíciles y antipáticas", sí, pero que considera imprescindibles para salir de la crisis. Con independencia del resultado del paro general, el presidente ya advirtió en la víspera que "no caben soluciones milagreras" sino "constancia en el rumbo" marcado. Pero, con el consumo eléctrico rebajando las proclamas sindicales, el Ejecutivo se insufló de la energía suficiente para reiterar que "el programa de reformas seguirá ejecutándose" en la vigente legislatura sin contratiempos.

El Gobierno vendió una imagen de día normal en el que los miembros del gabinete acudieron a votar al Congreso de los Diputados, pero también iban y venían para firmar documentos a sus sedes ministeriales o despachaban por los alrededores de la Carrera de San Jerónimo como si nada, a pesar de estar fuertemente custodiada por la Policía.

Pero, además, la administración mostró robustez tras dos convocatorias de huelga general, ésta última con el apoyo expreso del PSOE. "No es solo que estemos comprometidos con Bruselas, es que no podemos gastar lo que no tenemos. Mantenemos nuestra hoja de ruta porque creemos firmemente que es lo necesario para salir de la crisis", sacó pecho un ministro, que en otras cuestiones -como, por ejemplo, el caso Bolinaga- mostró sus reservas. En este sentido no hubo disensiones, salvo en algunos casos para reclamar una Ley de Huelga que ponga fin a "los abusos".

Destaca el papel del ministro de Economía

El presidente delegó en Luis de Guindos la responsabilidad de informar a los periodistas. "Economía", fue su lacónica respuesta los medios. Y el titular del ministerio más importante del gabinete confirmó que no habrá paso atrás pese a la presión sindical: las políticas emprendidas "son la única salida posible para dejar atrás una crisis larga, que dura ya cinco años, y garantizar así el futuro del estado de bienestar".

A media mañana, con una primera fotografía de normalidad generalizada a pesar de los piquetes, el ministro de Economía dijo ser consciente de las "dificultades". Aún más, de "los sacrificios e incertidumbres" de unos ciudadanos que, en un alto grado, están enfadados por la situación. "Sin embargo, estamos convencidos de que el camino iniciado es la única salida posible para salir de la crisis", reiteró, tras regresar de la capital comunitaria y defender los intereses patrios.

Sus compañeros remaron al son de sus palabras, elevando la figura política del titular de Economía. Un gesto de normalidad, apuntó uno, es que a De Guindos los periodistas le preguntaran más por Bruselas y las previsiones económicas que por la huelga en sí. Otro dato que pusieron encima de la mesa fue el de la participación, aún más baja a la primera protesta contra Rajoy: "Quien convoca debería hacer una profunda reflexión".

El Gobierno ve a los sindicatos cada vez "más alejados" de los ciudadanos, amén de considerar que el paro, pese a legítimo, ha hecho "mucho mal" a la imagen exterior del país. "Una portada de Financial Times con disturbios es un torpedo para nuestros intereses", según un diputado. Un extremo que fue utilizado como percha por varios dirigentes para cargar munición contra el PSOE. En opinión de un veterano, "no ha pasado ni un año, ni uno sólo. Nos dejaron el país hecho unos zorros, y ahora vuelven a la pancarta. Es simplemente indignante".

Preocupación creciente en Moncloa

Pese al mal trago que siempre supone una huelga, Rajoy también tuvo buenas noticias, con ese espaldarazo a sus reformas por parte de la Unión Europea y esa prima de riesgo que empezó a desinflarse después de que el martes despuntara haciendo saltar todas las alarmas. Pero en Moncloa admiten que las aguas bajan revueltas, y que el fin de año será movidito. Para empezar, por la inestabilidad política y económica que va más en Grecia, y que podría arrastrar a España a cual ficha de dominó.

Si bien el país heleno -lo que se llama, el contexto internacional negativo- no es la única preocupación en ciernes. Cargos destacados hablan de la "imposibilidad" de cumplir con el objetivo de déficit, y de la necesidad de una revisión. Guindos reiteró que España cumplirá sus compromisos, pero ya no da cifras. Y todo ello, sin descarta el denominado rescate, que se sigue analizando y estudiando.

A Rajoy, pese a ver salvado el escollo del 14-N, se le vio preocupado en las Cortes. Ya dio muestras parecidas el miércoles, cuando conversó brevemente con los periodistas para explicar su conversación con Barack Obama en la que concertó una visita en breve a la Casa Blanca. Aunque, eso sí, deja claro que no tirará la toalla: "El futuro tiene muchos nombres. Para los débiles es lo inalcanzable. Para los temerosos, lo desconocido. Para los valientes, es la oportunidad", afirmó, parafraseando a Víctor Hugo ante empresarios en Valencia.

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