El Congreso de los Diputados ofreció este lunes una imagen de desolación, con menos de cincuenta de sus señorías escuchando el debate sobre los Presupuestos Generales del Estado. Así, alrededor de las siete de la tarde, tan solo cuarenta diputados estaban en el pleno, y de los que estaban, muchos no atendían ni tan siquiera al orador.
En ese momento, ni un solo ministro del Ejecutivo escuchaba en la bancada azul. Tampoco cargo reseñable del Partido Socialista; a su líder, Alfredo Pérez Rubalcaba, no se le vio durante la primera sesión del debate. Del resto de Grupos Parlamentarios apenas algunos cargos, con la excepción de Rosa Díez, que sí estuvo ocupando su asiento largo rato.
Pero, además, es que muchos de los parlamentarios estuvieron ausentes, a sus cosas. Una media docena hablaba por teléfono y otros tantos prestaban más atención a su Ipad o documentos. Varios de ellos conversaban entre ellos mientras los diferentes grupos subían al estrado para fijar posición sobre las cuentas públicas.
Los pasillos también ofrecieron una instantánea inusual para un debate de tal trascendencia, en víspera de una huelga general. La cosa cambiará bien entrada la tarde, pasadas las ocho de la tarde, cuando se espera la presidencia de la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, así como del titular de Hacienda, Cristóbal Montoro.