La búsqueda de culpables de los malos resultados del PP vasco en las últimas elecciones se está centrando en los pocos miembros del partido que por ahora se han mostrado contrarios a la gestión del actual equipo directivo. Se trata de lo que se ha identificado como "el PP de Ayala", el valle del que proviene la mayor parte de los populares que se han mostrado críticos con la "política pop" de Basagoiti y Oyarzabal.
Hasta el momento esta corriente, muy identificada con María San Gil, había sido marginada dentro del Partido Popular: se les ha apartado de cargos y listas de forma sistemática y se les ha arrinconado en los órganos internos. A partir de esta derrota electoral podrían pasar de la marginación a la persecución.
Al menos, esto es lo que podría extraerse de lo que ocurrió en la Junta Directiva del PP de Vizcaya celebrada después de las elecciones, concretamente el pasado martes 23, el mismo día que se había celebrado la regional. Según fuentes dignas de toda solvencia han contado a Libertad Digital, en dicha reunión el diputado de las Juntas Generales de Vizcaya, Gonzalo Zorrilla-Lequerica, planteó que "se hiciese algo" contra aquellas personas que han criticado los resultados electorales o la deriva del partido.
Concretamente, cuatro nombres se pronunciaron en la reunión: Regina Otaola, Nerea Alzola, Santiago Abascal y el concejal de Elorrio, Carlos García.
Pero tan llamativa como la propuesta, si no más, fue la respuesta del presidente del PP de Vizcaya, Antón Damborenea, que advirtió que resulta muy difícil actuar contra las personas nombradas "porque son protegidos de Esperanza Aguirre", para acto seguido apuntar que quizá "ahora que se ha ido Esperanza se puede hacer algo".
En la misma junta directiva, siempre según la versión que ha llegado a Libertad Digital, se utilizó en alguna ocasión la expresión "el PP de Ayala", por supuesto de forma despectiva y presentándolo como un problema.
Sin críticas
La reunión se celebró sin que se pudiese oír ni una sola crítica ni a los dirigentes regionales del partido ni tampoco a la dirección provincial o a su presidente, Antón Damborenea.
Lo mismo ocurrió tanto en la junta directiva regional, celebrada también el martes 23, como en la que tuvo lugar en la organización alavesa el jueves 25, y eso a pesar de que en dicha provincia el PP pasó a ser la cuarta fuerza política en votos, lo que ha sido probablemente el mejor ejemplo del mal resultado electoral.
Polémicas y tensión
Que los resultados electorales del PP en el País Vasco no fueron buenos lo ha reconocido todo el mundo. Sin embargo, a partir del reconocimiento de ese hecho no ha habido ni dimisiones ni tan siquiera un amago de autocrítica.
Por el contrario, sí que se ha cargado contra anteriores dirigentes populares, especialmente contra Mayor Oreja, a raíz de artículo de un periodista habitualmente en completa sintonía con las tesis de Génova, en el que adjudicaba la responsabilidad de la derrota al veterano europarlamentario que, por cierto, consiguió casi tres veces más votos que Antonio Basagoiti la última vez que se presentó a Lehendakari.
Un artículo que encontró un importante eco en las redes sociales, en buena parte por el impulso que le dieron responsables políticos del propio PP a través, por ejemplo, de sus cuentas de Twitter. Algunos casos fueron Sofía Iturricha (procuradora del PP en las JJGG de Álava), el alcalde de Vitoria Javier Maroto o concejales de ciudades vascas como Juan Carlos Castaño o Muriel Larrea.