Fue poner un pie en la segunda planta de la sede nacional del PP, y los miembros del Comité Ejecutivo Nacional le ovacionaron. Alberto Núñez Feijóo recibió besos, palabras de apoyo de sus compañeros y un claro espaldarazo de Mariano Rajoy a puerta cerrada. El nuevo “hombre de moda”, como le acuñó un homólogo regional.
“Los gallegos han entendido perfectamente que los que no tienen trabajo, los que lo están pasando peor, no han hecho responsable a un Gobierno que lo que intenta es trabajar y ser útil a los que no tienen trabajo. Ese mensaje es muy importante: que el Gobierno está haciendo lo posible para disminuir la crisis y está trabajando para ellos, para los que no tienen trabajo y los que tienen dificultades para llegar a fin de mes”, argumentó el recién elegido presidente. Mismo diagnóstico hizo el presidente del Gobierno, que le rindió todos los honores.
En Génova admiten sin disimulo que sin la victoria de Feijóo el panorama ahora sería mucho más oscuro, con una crisis interna en ciernes. Pero este lunes de resaca electoral sirvió básicamente para las celebraciones: “Es imposible decir que no estamos contentos”, admitieron los populares gallegos. Pero “mañana nos pondremos a currar, a plantar cara a la crisis”.
El barón gallego llegó a la sede del PP andando, rodeado por una nube de fotógrafos. Una vez en la zona noble, aplausos y el abrazo del jefe. “Le debe mucho, muchísimo”, reconocen en la dirección. María Dolores de Cospedal desgranó unos resultados que mejoraron en las cuatro provincias gallegas: todo, argumentó, porque al frente de la Xunta hubo “un gobierno serio”.
Fue el gran protagonista, el nuevo hombre fuerte. Así lo reconoció hasta la propia secretaria general, si bien zanjó el tema sucesorio que empieza a tomar fuerza asegurando que quien sustituirá a Rajoy será el propio Rajoy. Feijóo también quiso cortar en seco el debate: “Eso es un disparate, supongo. No deja de ser más que un chiste”. Aún más, “el presidente Rajoy es el presidente Rajoy y el presidente de la Xunta es el presidente de una comunidad autónoma de las que conforman España”.
A no pocos dirigentes consultados agradó sobremanera su defensa a la unidad nacional en la misma noche electoral: “Lo vamos a necesitar, el escenario es muy preocupante”. Con las elecciones catalanas a la vuelta de la esquina, la dirección nacional diseña una estrategia en la que esté muy presente España -ya apoyó la manifestación que defendía una Cataluña integradora-. Rajoy, en su discurso, se limitó a decir: “Este partido lo vamos a jugar”.