Hoy está llamado a ser un día dulce en la vida política de Mariano Rajoy. Lleva menos de un año en el palacio de La Moncloa, y casi todo han sido calamidades, con la crisis económica golpeando con fuerza y las protestas poblando las calles del país. Pero esta noche espera fumarse ese puro de la victoria que hizo famoso, precisamente, cuando Alberto Núñez Feijóo le dio en 2009 una mayoría absoluta que le refrendó al frente del PP. De nuevo, todo se juega en Galicia.
En el Gobierno y en el PP admiten que las gallegas son mucho más que unos comicios autonómicos. Son un examen en toda regla a las políticas de Rajoy en el poder; la confirmación de que una amplia mayoría silenciosa le respalda o, por el contrario, que quienes agitan hoy las pancartas son mayoría. "Una derrota, entendiéndose ésta que no llegáramos a la mayoría absoluta, sería desastrosa, una calamidad. Nos abriría una brecha muy importante y cundiría el miedo de nuestro barones en otras comunidades", destaca un ministro de perfil muy político.
Los sondeos son positivos
Si hay una llamada que Rajoy no quiere reeditar es la de esa noche de 25 de marzo. Al otro hilo telefónico, en Sevilla, un abatido Javier Arenas con la voz entrecortada. Temblorosa. Tampoco él estaba mejor, y reconoció el desastre. Alguien presente en Génova durante aquella conversación declaró: "Están destrozados". El candidato del PP andaluz dejó poco tiempo después la presidencia regional y necesitó meses para recuperarse.
Dos fracasos, analizan destacados dirigentes de Génova, sería sinónimo de que la crisis se sigue llevando gobiernos por delante. Si bien, hay confianza moderada, en algunos casos incluso disimulada. "Las encuestas son tan buenas que no queremos darlas". Pese a todo, en Bucarest esta misma semana, Rajoy confesó que confía en la victoria este domingo. No reeditó el "ganamos" que proclamó antes de las andaluzas, pero se le vio seguro.
La confianza popular viene dada porque, aseguran, Feijóo ha hecho bien las cosas. Principalmente en el marco económico, adelantándose a la crisis e imponiendo la austeridad sin descuidar los servicios sociales. "En pequeña escala, reedita lo que estamos haciendo en toda España", dice el Gobierno. Y por eso aseguran que Rajoy saldrá reforzado, a la par que el barón gallego ganará enteros para que, en el futuro, "pueda ser lo que quiera".