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Hasta la masacre de Hipercor, en 1987, el atentado etarra con mayor número de víctimas mortales fue el perpetrado el 13 de septiembre de 1974 en la cafetería Rolando situada en la calle Correo de Madrid, muy cerca de la Puerta del Sol y adyacente a la Dirección General de Seguridad. Fue, además, la primera masacre de civiles llevada a cabo por ETA. El atentado se produjo por explosión de un artefacto que causó la muerte de trece personas e hirió de distinta gravedad a más de ochenta. El lugar estaba lleno de gente y la explosión arrancó materialmente el piso que se encontraba encima de la cafetería, sepultando a todos los allí presentes. Además, la metralla provocó gran cantidad de víctimas. Muchas de ellas quedaron atrozmente mutiladas. ETA negó en un principio la autoría de este atentado, que provocó un fuerte enfrentamiento entre dos sectores de la banda asesina.
La cafetería era frecuentada asiduamente por miembros del Cuerpo Superior de Policía, pero ninguno de los fallecidos ese día era policía. Sí hubo varios heridos entre miembros del cuerpo, como Félix Ayuso, que resultó gravemente herido en la cabeza con pérdida de masa encefálica. Tras dos años y cuatro meses arrastrando graves secuelas, Félix falleció el 11 de enero de 1977.
Después de su funeral, al que asistieron además de familiares y amigos el director general de Seguridad, el gobernador civil de Madrid y el jefe superior de Policía, su cuerpo fue inhumado en el cementerio de Fuencarral de Madrid.
Félix Ayuso Pinel tenía 46 años, estaba casado y tenía dos hijos.
El inspector José Manuel Baena, que pertenecía a la Brigada de Información de la Policía de Pamplona, murió en un enfrentamiento a tiros con terroristas del grupo Nafarroa, durante la inspección de un piso franco en Pamplona en el que se sospechaba que se ocultaban miembros de la banda. Alrededor del mismo, en el número 77 de la calle San Jorge de Pamplona, se estableció un dispositivo policial con el objetivo de capturar a varios presuntos miembros de ETA militar.
En torno a las 15:30 horas del 11 de enero de 1978, y en el marco de la operación de inspección del piso, se produjo un tiroteo entre la Policía y dos miembros de ETA que entraban en el inmueble. El intercambio se saldó con tres muertos: dos etarras (Mariano Pérez de Viñaspre Churruca y Ceferino Sarasola Arregui) y el inspector José Manuel Baena que falleció en el acto tras recibir el impacto de numerosos disparos. Además, varios transeúntes resultaron heridos y tuvieron que ser trasladados a diferentes centros hospitalarios.
José Manuel Baena Martín era natural de Granada, aunque residente en Las Palmas, donde fue inhumado. El padre de José Manuel, general retirado del Arma de Infantería del Ejército de Tierra, se enteró por la radio de la muerte de su hijo, igual que la esposa de la víctima. Tenía 31 años, estaba casado y el matrimonio tenía tres hijos, la menor nacida apenas una semana antes de su muerte.
Al parecer, la información sobre la supuesta dedicación de Isidro al tráfico de drogas le llegó a ETA a través de un miembro de la organización proetarra juvenil Jarrai que había tenido acceso a los listados del censo electoral por haber sido interventor y apoderado de Herri Batasuna en unas elecciones. Basándose en el censo, elaboró varias listas con los nombres, apellidos y domicilios de personas que, en su opinión, se dedicaban al tráfico de estupefacientes.
Al día siguiente del asesinato de Isidro, ETA intentó matar a José Ignacio Lago San Juan, de 20 años, utilizando la misma justificación que con Isidro. Sin embargo, ni la Policía ni los vecinos relacionaron a José Ignacio (que perdió un brazo y una pierna a consecuencia del atentado) con el tráfico de drogas.
En 1996 fue condenado por este atentado Germán Urízar de Paz a 28 años de reclusión mayor.
Isidro Jiménez Dual era natural de Bilbao y tenía 37 años. La víctima estaba casada y tenía cinco hijos.