ETA asesina al secretario del Ayuntamiento de Ispáster y a un guardia civil
El 18 de Junio de 1984 la banda terrorista ETA asesinaba de un tiro en la cabeza al secretario del Ayuntamiento de Ispáster (Vizcaya) MANUEL VICENTE GONZÁLEZ VILORIO.
El atentado tuvo lugar en la plaza del pueblo, poco después de que Manuel hubiese visitado, junto con el alcalde, las obras del frontón que se estaba construyendo en esa localidad vizcaína. Manuel iba acompañado por el alcalde de Ispáster, José María Juaristi, del PNV, y un teniente de alcalde. Los etarras, un hombre y una mujer, dispararon por la espalda a la víctima, alcanzándole varios disparos en la cabeza. Manuel recibió en total ocho disparos, y un rebote de una bala hirió levemente al alcalde en una mano. Los dos terroristas huyeron a bordo de otro coche donde les esperaba un tercer etarra al volante.
Ispáster es una pequeña localidad de unos 600 habitantes, cuyos siete concejales pertenecían al PNV. El atentado se produjo en un momento en el que se estaba produciendo una fuerte disputa entre los socialistas y el PNV con respecto al nombramiento de los secretarios de Ayuntamiento. La discrepancia radicaba en si estos funcionarios debían ser elegidos por las instituciones forales o por el Gobierno. La banda terrorista ETA reconoció en el comunicado en el que reivindicaba el atentado que habían asesinado a Manuel para presionar en el "conflicto".
Manuel Vicente González Vilorio, de 49 años de edad, era natural de León. Estaba casado y tenía seis hijos con edades comprendidas entre los 7 y los 20 años. Era secretario del Ayuntamiento de Ispáster y del de Ea desde 1973, pues esos dos ayuntamientos proyectaban una fusión de servicios comunes. ETA ya había intentado atentar contra él unos años antes de su asesinato y, durante un tiempo, llevó escolta policial. En aquella ocasión, varios guardias civiles buscaban, cerca de Ispáster, a unos ladrones de gallinas. Uno de ellos, Juan Ignacio Salinas Ruesca, vecino de Ea, fue detenido y confesó a la Policía que estaban preparando el asesinato de Manuel Vicente González. El plan consistía en parar el coche del secretario municipal simulando que hacían auto-stop. Después de asesinarle, colocarían explosivos en el vehículo para que estallasen cuando la Guardia Civil acudiese al lugar de los hechos. Pese a este frustrado intento de atentado y a que había recibido amenazas, Manuel no quiso abandonar el País Vasco por motivos familiares. Sólo tomaba precauciones cuando iba a Bilbao. En esos casos le acompañaba el propio alcalde de la localidad, José María Juaristi, como garantía para que se sintiera seguro. Amigo personal del exministro Rodolfo Martín Villa, éste le había aconsejado que volviese a León, pero alegó que dos de sus hijas cursaban estudios universitarios en Bilbao y no quería separarse de ellas. Además, se preguntaba que por qué se tenía que marchar, que él no había hecho nada malo. Todos los que le conocieron lo describieron como una buena persona, sin vinculaciones políticas públicas y con buenas relaciones con los vecinos de la localidad.
Un año después, el 18 de junio de 1985, la banda terrorista ETA asesinaba en Santurce (Vizcaya) al cabo de la guardia civil EUGENIO RECIO GARCÍA. Faltaban quince minutos para las ocho de la mañana y el guardia civil caminaba, vestido de paisano, por la calle de Las Viñas en dirección a la estación, donde cogería el tren que tendría que haberle llevado a su trabajo en el cuartel de la Guardia Civil de La Salve, en Bilbao. En ese momento fue abordado por un terrorista que, tras conminar a una joven que transitaba por el lugar a arrojarse al suelo, efectuó un único disparo con arma corta contra el agente. En el lugar del crimen se encontró un solo casquillo de bala.
El asesino había esperado a su víctima en un coche leyendo un periódico, para disimular hasta que llegase el guardia civil. Tras meterle el tiro en la nuca, huyó en el vehículo, que había sido robado a punta de pistola en Abanto y Ciérvana por cuatro terroristas. Dos se habían quedado vigilando al propietario, y otros dos se habían dirigido a Santurce para matar al guardia civil. El vehículo apareció esa misma tarde junto al polideportivo Los Llanos de Sestao.
Todas las fuerzas políticas vascas, con excepción de Herri Batasuna -uno de cuyos concejales del Ayuntamiento de Santurce se limitó a manifestar que "aquí la única solución es la negociación política con ETA"-, condenaron el asesinato. El vicesecretario general del Partido Socialista de Euskadi, Juan Manuel Eguiagaray, señaló que "algún día el pueblo vasco, deberá reconocer la deuda de gratitud que tiene contraída con esas fuerzas que, en primera línea y a riesgo de su vida, están librando una durísima batalla en defensa de las libertades de todos".
Cuatro días antes, el 14 de junio, las fuerzas nacionalistas se habían negado a respaldar una moción de apoyo a las Fuerzas de Seguridad del Estado en el Parlamento vasco. El mismo día del asesinato de Eugenio Recio, el Partido Nacionalista Vasco de Santurce hizo público un comunicado en el que se dirigía al PSOE con estas palabras: "Cumpla el Estatuto y vaya retirando a las Fuerzas de Seguridad del Estado en vez de sacar más números a la calle, provocando una dinámica de acción-respuesta que nos mete en un callejón sin salida".
El ministro del Interior, José Barrionuevo, presidió a media tarde los funerales celebrados en la Parroquia de la Inmaculada Concepción de Santurce. Numerosos vecinos, más de los que solía ser habitual en ocasiones similares, se agolparon en silencio en las inmediaciones, e irrumpieron en aplausos cuando el féretro fue introducido en el furgón fúnebre. Junto al ministro y los familiares de Eugenio Recio, ocupaban lugar preferente en el templo el delegado del Gobierno en el País Vasco, el diputado general de Vizcaya, el gobernador civil y el alcalde socialista de Santurce, así como el capitán general de la VI Región militar y el director general de la Guardia Civil.
En el asesinato de Eugenio Recio participó, presuntamente, el etarra Juan Manuel Inciarte Gallardo, alias Buto y Jeremías, detenido en el aeropuerto de Barajas en agosto de 2009. Sobre el etarra pesaba una orden de detención desde 1991 por el asesinato de cinco personas. Inciarte fue detectado en México, tras una denuncia anónima, de donde fue expulsado por encontrarse en situación irregular.
Eugenio Recio García, de 51 años de edad, estaba casado con Demetria García y tenía seis hijos, tres chicos y tres chicas, con edades comprendidas entre los 9 y los 19 años. Era natural de Pitiegua (Salamanca) donde había nacido el 15 de marzo de 1934. Llevaba veintiséis años en la Guardia Civil, los dieciocho últimos destinado en Vizcaya. Los tres hijos menores cursaban sus estudios en escuelas de Santurce, mientras que los tres mayores lo hacían en Salamanca. Muy conocido en el barrio de Buyon, ninguno de sus vecinos ignoraba su profesión. En breve iba a ser trasladado a Salamanca, pues había pedido el cambio de destino para estar más cerca de su pueblo natal. El asesinato impidió que se cumpliese su deseo.