Patxi paseaba en compañía de su hijo Borja, de 12 años, y un cuñado. El empresario y los miembros de la comparsa Kabila, que dirigía desde hacía casi cuatro lustros, habían almorzado, como cada año, en el Bar Beti Alai, ubicado en la parte vieja de la localidad guipuzcoana. Poco antes de las doce del mediodía dos individuos disfrazados con chilaba negra, peluca y gorro árabe se acercaron por detrás y uno de ellos le descerrajó un tiro en la cabeza. Aprovecharon el tumulto para escapar, mientras que el cuerpo de Arratibel quedó tendido en el suelo, en medio de un gran charco de sangre y ante el espanto de los testigos presenciales.
El Ayuntamiento de Tolosa recomendó suspender las fiestas, pero los representantes de las comparsas, reunidos en la Plaza del Triángulo, decidieron continuar con los actos en homenaje a Patxi. Algunas comparsas se trasladaron hasta la sede de HB, Arrano Beltza (Aguila Negra), para homenajear al miembro de la Mesa Nacional, Eugenio Aramburu, que se había ahorcado hacía unos días en el domicilio de sus padres, en la localidad vizcaína de Mallabia. Las calles de Tolosa estaban llenas de carteles en los que se afirmaba que Aramburu y el preso etarra José María Aranzamendi, también ahorcado, habían sido asesinados.
Todavía con vida, Arratibel fue trasladado por una unidad de DYA al Hospital Nuestra Señora de la Asunción de Tolosa, pero no pudo hacerse nada por salvarle la vida. Apenas media hora después llegó su hermano pequeño, Juantxo. Entró en el lugar en el que se encontraba el fallecido y, conmocionado por la situación, gritó: "Me lo vais a pagar, me lo vais a pagar". Poco después era Pilar Fuentes, madre de ambos, quien llegaba al hospital. Hacía un mes que había perdido a su esposo. Entre sollozos, se le escuchaba decir: "Hijos de mala madre. No tenéis derecho a vivir en Euskadi".
En 1978, el empresario había recibido un tiro en una pierna mientras forcejeaba con uno de los dos etarras que pretendía secuestrar a su padre en la empresa de productos cárnicos de su propiedad. El padre de Patxi se negaba a ceder al chantaje económico de la banda y a pagar el llamado impuesto revolucionario. Tras ese atentado, el empresario pasó a Francia y entró en contacto con el entonces dirigente de ETA Domingo Iturbe Abasolo, Txomin. Después de varias horas de conversación, el histórico jefe etarra le llegó a decir que no hacía falta que pagase nada. Pese a ello, Arratibel, que había llevado consigo el dinero oculto en un bote de Cola Cao, se lo entregó a Txomin para que éste lo destinase a las ikastolas en Francia (El País, 12/02/1997).
Más adelante, intermedió en el pago del rescate de Emiliano Revilla, secuestrado por ETA en 1988. La banda terrorista acusaba a Patxi de haberse quedado con 60 millones del rescate, y por ello lo había amenazado en diversas ocasiones. Esta acusación siempre fue negada por Arratibel quien mantuvo a lo largo de estos años que los 75 millones que se quedó fueron destinados a pagar a los contrabandistas encargados de pasar clandestinamente el dinero a Francia. El Tribunal Superior de Justicia del País Vasco condenó al empresario en 1994 a dos años de cárcel "por haber efectuado esa labor con ánimo de lucro". Patxi ya había sufrido por ese motivo un atentado de ETA el 29 de mayo de 1996, meses antes de su asesinato. La banda colocó una bolsa con un kilo de explosivo en la puerta de su empresa en el barrio de Martutene, con un letrero adosado al artefacto, que fue desactivado por la Policía Autonómica vasca. Fue el último aviso. Él mismo llegó a decir en el juicio por su intermediación en el secuestro de Revilla: "No puedo no hacer caso porque en el año 78 mi padre se negó a pagar el impuesto revolucionario y a mí ETA me dio dos tiros. No puedo no hacer caso porque sé que ETA cumple sus amenazas".
Algunos amigos comentaron tras el asesinato que Patxi barajaba la posibilidad de irse del País Vasco, aunque no se mostraba muy comunicativo en relación a las amenazas de ETA: "Aparte de repetir que él no se había quedado con dinero del rescate de Emiliano Revilla no contaba gran cosa".
Patxi Arratibel Fuentes tenía 44 años y estaba casado con Susana Ezkurra. Tenía dos hijos de 12 y 15 años. El empresario era propietario de Master Catering, empresa de suministro de comida.