ETA ha vuelto a matar, porque es su manera de presionar al Gobierno y a todos los partidos políticos para que se avengan a negociar sobre el futuro de la sociedad vasca. Es precisamente lo que busca ETA, descartada la posibilidad de lograr imponerse al Estado por lo que ellos denominan "vía militar". Pero que descarten la victoria "militar" no quiere decir que los terroristas renuncien a los atentados, ya sean selectivos, como el asesinato de Isaías Carrasco, o indiscriminados (sería mejor llamarlos masivos), como la masacre que perpetraban contra la casa cuartel de la Guardia Civil en Legutiano. ETA no renuncia al terrorismo porque ve cómo le sirve para su causa, que es exactamente la misma que propugna el PNV de Ibarretxe y compañía: la secesión de España.
Ahora que el presidente del Gobierno se va a reunir de nuevo con el lehendakari para escenificar también la "voluntad de diálogo" entre las dos partes, cabe preguntarse qué tiene que decirle Rodríguez Zapatero a un lehendakari que de todas formas piensa hacer cumplir su voluntad con la aquiescencia del Gobierno socialista o sin ella, con terrorismo o en "ausencia de violencia", contra la voluntad mayoritaria de los vascos y de gran parte del electorado nacionalista.
Francamente, no espero que Rodríguez Zapatero le diga nada nuevo a Ibarretxe, aparte de reiterarle una disposición al diálogo que el presidente del Gobierno no está dispuesto, en realidad, a mantener, como tampoco ha dialogado en toda la legislatura con Mariano Rajoy pese a los denodados esfuerzos de éste por recuperar el consenso en materia antiterrorista. El presidente del Gobierno no lo ha necesitado para entablar unas negociaciones políticas que han supuesto el regreso de ETA a los ayuntamientos vascos y navarros. Ha escenificado su "voluntad de diálogo infinito" y de "consenso", pero antes de recabar la autorización al Congreso para permitírselo ya llevaba años sosteniendo las conversaciones con los terroristas.
Por eso hoy, cuando ETA ha vuelto asesinar a un guardia civil, Juan Manuel Piñuel, que como el resto de sus compañeros han jurado dar su vida por España y por los españoles, debemos recordar que los terroristas buscan exactamente lo contrario, acabar con la vida de los que defienden España y a los españoles.
Así que si el Gobierno está pensando en recuperar el consenso en materia antiterrorista y en la estricta aplicación del Estado de Derecho contra los terroristas, debe derogar públicamente la autorización del Congreso para el diálogo con ETA, recuperar el Pacto Antiterrorista con el PP y la propia Ley de Partidos, disolver los ayuntamientos gobernados por ANV-Batasuna, y renunciar a presentar "mociones éticas" de la mano de un PNV que protesta por la acción del Estado de Derecho contra ETA, y que sólo ha buscado así lavar su imagen mientras conseguía efectivamente dilatar las mociones de censura contra ANV.
Debe, en definitivas cuentas, rectificar públicamente su errática política respecto a ETA para traducirla en política antiterrorista, como paso previo a recuperar la confianza del PP en la lucha contra el terrorismo. Porque los ciudadanos, las víctimas y sus familias piden algo más que una imagen de unidad de los políticos. Sobre todo porque, si esta foto pretende convertirse en un símbolo, debe ser símbolo de la unidad de los demócratas para la derrota de ETA, no de la rendición de éstos ante las necesidades estéticas del Gobierno socialista.
* "Unidad sólo para derrotar a ETA" fue publicado en este blog el 7 de marzo de 2008, horas después del asesinato de Isaías Carrasco en Mondragón.