Hoy quiero felicitar al magnífico Rafael Nadal, un campeón español forjado durante años con la ayuda de sus más próximos familiares que demuestra a cada partido, en cada nuevo torneo, cómo el trabajo, el esfuerzo, el tesón dan sus frutos. Que nos hace partícipes del afán de superación de un joven que con 24 años es ya un hombre hecho y derecho, alguien que cuando se fija un objetivo no ceja a pesar de las dudas, el dolor, las dificultades...
Debemos celebrar de él que sea, además de un ganador nato, una persona humilde en la victoria, respetuosa con el adversario antes y después de cada encuentro, alguien sencillo que se centra en sacar lo mejor de sí en aquello que mejor sabe hacer sin estruendo, falsa modestia o prepotencia. Un espejo en el que mirarse los jóvenes y los no tan jóvenes de toda España, porque además hablamos de alguien que se siente profundamente orgulloso de ser español.
Gracias, Rafa, por hacernos pasar tantos momentos maravillosos y hacernos ver con cada triunfo que la perseverancia y la paciencia tienen al final su recompensa. Aún te aguardan victorias, trofeos y otras glorias, pero ya es seguro que has conquistado tu merecido lugar en la posteridad y el no menos merecido respeto de tus contemporáneos españoles y extranjeros.
¡Que tu carrera dure muchos,muchos años!